En vez de dejaros un relato, como es costumbre, os voy a hacer un menú degustación con una serie de pequeñas historias.
En una pequeña aldea vivían unas pocas familias. Todo era normal, y la vida transcurría muy tranquila, sin agitaciones, alejada del ajetreo de las grandes ciudades. Pero aquella tranquilidad se vería truncada con la llegada de una pareja a aquella aldea. Aquella pareja comenzó a vivir, a las afueras de aquella aldea, y al poco de instalarse, aquella tranquilidad se disipo. Desde la casa que ocupaba aquella pareja comenzaron a oírse por las noches horribles gritos y muchos golpes. Poco a poco la gente de aquella aldea pensaba que aquella pareja eran unos asesinos, ya que nunca salían de aquella casa, y a causa de esos golpes y gritos, que parecían de extremo dolor, nadie se atrevía a ir a aquella casa, por miedo a esa pareja .Cuando había pasado un par de meses de gritos y golpes, la gente de la aldea comenzó a preocuparse. Nunca los habían visto y decidieron enviar a alguien de la policía. Cuando llego a la casa de aquella pareja descubrió algo que cambió la visión que las gentes de la aldea tenían de aquellos nuevos inquilinos. Ambos eran minusvalidos, y los ruidos y los gritos eran a causa de que estaban en ese estado por un accidente de trafico, y por la noche cuando se pasaba el efecto de los calmantes el dolor que sentían era demasiado fuerte, y los golpes eran a causa de las muletas que utilizaban. Desde entonces aquellos aldeanos aprendieron que siempre había que asegurarse de lo que pasaba, antes de comenzar a pensar mal de alguien.
La siguiente historia sucedió en las tierras de Éire. Una chica de apenas 16 años había discutido en varias ocasiones con sus padres, y para empeorar la situación, su novio la había dejado después de engañarla. Ella se encontraba realmente mal, y sus padres, en vez de ayudarla, empeoraron aún más la situación, provocando que aquella chica se fuese de casa de sus padres, y huyese a un bosque cercano, donde se perdió entre la espesura. Estuvo allí dos días, sin apenas comida, y bebiendo agua de un riachuelo cercano, y se encontraba ya agotada, y pensaba que aquello sería su fin. No obstante todo cambió, porque el tercer día desde su huida, por la tarde, un misterioso ser se le acercó. Ella se asustó, pero pronto vio que se trataba de un alegre leipreachán (leprechaun), que la cogió de la mano, y la condujo hasta un claro cercano, y allí le enseño donde empezaban los arco iris, y como viajar por ellos, y la llevó a visitar lejanas tierras, donde nace el oro, y desde donde los leipreachán lo reparten por Éire. Desde entonces aquella chica decidió abandonar la civilización para viajar junto a aquel leipreachán por todo Éire, utilizando como transporte los arco iris. Y aquella chica aprendió una gran lección, en ocasiones aquello que nos hará más feliz nos puede parecer mitológico y fantástico, pero a la vez real.
La tercera y última historia nos sirve para recordarnos que nuestros más profundos anhelos pueden cumplirse si luchamos por ellos. El protagonista de nuestra historia es un chico, que desde niño quiso ser músico. El problema con el que se encontró aquel chico es que pertenecía a una familia pobre, por lo que nunca pudo dedicarse a estudiar música, sino que tuvo que trabajar desde chico para poder ayudar a su familia. Un día, cuando ya rozaba la mayoría de edad, sus padres lo echaron de su casa, porque gastaba más dinero del que traía. Se encontró entonces en la calle, sin más compañía que su armónica, su único bien, para ganar algo de dinero tocaba la armónica y cantaba, ya que su voz era impresionante. Gracias a un profesor del conservatorio, que lo encontró en la calle y lo acogió, pudo estudiar en el conservatorio, con mucho esfuerzo. Se había convertido en un gran músico, la gente hacía cola durante días para conseguir una entrada para sus conciertos, y todo aquello lo había conseguido luchando, sin parar nunca, aunque todo estuviese perdido. Aquello pasaba por su mente mientras que se preparaba para dar el primer concierto de su nueva gira, ante más de cien mil personas, cuando ya se encontraba en la cima de su carrera. Y siempre que le preguntaban el modo en el que había conseguido llegar hasta la élite de la música, él decía que solamente había luchado por sus sueños.
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