Este es un nuevo formato de relato, os recomiendo que mientras leéis este relato escuchéis la canción de Piano Man de Billy Joel. Aquí os dejo el vídeo. Espero que os guste
Aidan era un chico alto, pelirrojo, de aspecto fuerte y sobretodo cansado, tenía 22 años aunque aparentaba más a causa del cansancio. Caminaba por las solitarias calles de Cork de camino al bar en el que trabajaba. Iba muy tranquilo, pues sabia que iba con tiempo de sobra. Pensaba en los éxitos que hubiese podido conseguir como pianista, de no ser por aquella chica, Rose, que lo había utilizado, traicionado y sumido en una profunda depresión. Tal fue la situación a la que llegó que incluso fue expulsado del conservatorio, y acabo tocando y cantando en aquel pequeño tugurio al que se dirigía. Aquel negocio cada vez iba peor, pero Aidan sabía que no lo echarían, pues la poca gente que iba a aquel lugar lo hacía para escucharlo. Se había tomado unas vacaciones y aquel día volvía de nuevo, con la esperanza de volver a encontrar aquel lugar abierto, pues era su verdadero hogar.
Pero su sorpresa vino, aquel día, cuando al llegar descubrió que aquel pub había cambiado de nombre. Antes se llamaba O'Beirne's y ahora se llamaba Finnegans Wake. Abrió la puerta de entrada algo pensativo a la vez que preocupado, y al entrar descubrió que había dos chicas, quizás de su misma edad. Entró, y justo en el momento en el que lo hizo las dos chicas se giraron y lo miraron. Se dispuso a hablarles pero antes de que lo pudiese hacer una de las chicas, que era un poco más baja que él, era pelirroja y tenía pecas, le hizo un pregunta.
-¿Tú debes de ser Aidan?
-Si, yo soy Aidan.- Dijo él, perplejo ante aquella situación.- ¿Dónde está James?
-James vendió el negocio y se marchó a Derry de vuelta. - Dijo aquella chica, mientras la otra continuaba limpiando las mesas.- Pero no te preocupes, tú vas a seguir trabajando aquí. Tuve que acceder, pues era un requisito indispensable para James, que tú siguieses trabajando aquí, tocando este viejo piano. Por cierto mi nombre es Erin, y ella es Anna.
-Me hubiese gustado despedirme de él, me ayudó mucho cuando peor estaba.- Dijo Aidan con un cierto tono de tristeza.- Veo que ya sabes que me llamo Aidan encantado de conoceros, espero que mi trabajo os guste.
Sin perder más tiempo Aidan se dirigió al piano, preparó las partituras y comprobó que todo estaba en orden. Una vez hizo eso cogió tabaco y salió fuera del pub y apoyándose en el muro exterior, comenzó a liar un cigarrillo. Mientras liaba aquel cigarrillo no dejaba de pensar en el hecho de que James se hubiese ido sin decir nada, estaba más triste que furioso, pues sabía que si lo había hecho era por un motivo importante. Aquellos pensamientos quedaron interrumpidos por el ruido que hizo la puerta al abrirse. Salió Erin y al ver a Aidan apoyado, preparando un cigarrillo, se acercó a él.
-Podrías darme un cigarrillo, que me deje el tabaco en casa.- Dijo Erin.
-Claro- Dijo Aidan dándole el que había preparado, y cogiendo un puñado de tabaco para preparar el siguiente.- ¿A cambiado en algo mi trabajo aquí, o sigue siendo lo mismo de siempre?
-No te preocupes, que nada ha cambiado. - Dijo ella esbozando una sonrisa.
Terminaron de fumar aquel cigarrillo y entraron de nuevo. Anna se encontraba sentada en una mesa hablando por teléfono, y al entrar ellos se despidió y colgó. Anna le dio una botella de agua a Aidan para que bebiese durante su actuación, y el le pidió un whiskey también. Lo pagó y se dirigió al piano para practicar algo mientras llegaban los primeros clientes. Al principio Aidan solo tocaba algunas piezas en el piano, nada espectacular, pero cuando comenzó a llegar más gente bebió de un trago el whiskey e hizo una seña a Anna para que le pusiese otro, y entonces comenzó a fundirse con aquel viejo piano. Comenzó a cantar y la mezcla de las notas salidas de su garganta y del piano convirtieron aquella música en algo que Anna y Erin no se habían imaginado. Ambas se encontraban extasiadas, como si aquella música las hubiese poseído. El resto de la noche estuvieron más pendientes de la música que salía de aquel piano que de los clientes, pero aún así aquellos clientes se encontraban felices. Felices porque aquella música les hacía olvidar sus vidas, sus problemas, sus inquietudes. Cuando terminaron y cerraron, Aidan se encontraba agotado, se despidió de ellas y se marchó de aquel lugar sin mediar ni una palabra más.
Llegó a casa sin detenerse, pues estaba realmente cansado, aunque no podía dejar de pensar en que James se había ido, sin haberle avisado antes. Se sentó en su terraza y de nuevo preparó un cigarrillo y una vez que lo terminó se fue a la cama, y se acostó. Por su parte Anna y Erin terminaron de recoger todo y se fueron cada una a su casa, aunque las dos habían comprendido el valor que tenía Aidan. Al siguiente día Aidan se levantó triste, como era de costumbre en él, a causa de su depresión. Aquel día se levantó algo más tarde de la cuenta y no tenía comida por lo que se puso lo primero que cogió del armario y se fue a por comida a un restaurante que conocía. Cuando llegó no quedaba ninguna mesa libre, por lo que decidió irse, pero justo en ese momento la voz de Erin lo llamó. Él se acercó a la mesa en la que estaba sentada Erin, sola.
-Siéntate aquí Aidan, que he visto que estabas buscando una mesa.-Dijo Erin con una sonrisa en los labios.
-No es necesario.-Dijo él- Además, seguro que estás esperando a alguien.
-No espero a nadie.- Insistió ella- Además me gustaría conocerte un poco más.
Aidan se sentó y pidió una pinta de Kilkenny y un Cottage Pie. Erin por su parte pidió un refresco y un fish and chip. Mientras comían mantuvieron una densa conversación y Erin parecía muy interesada en la vida de aquel chico.
-¿De donde eres?- Dijo ella.- Yo no soy de aquí, soy del norte, de Belfast, aunque vine aquí por problemas con mis padres. Ellos son Unionistas y no aceptaban que su hija se hiciese católica y nacionalista, así que vine a refugiarme a esta preciosa ciudad. Me gustaba desde que era niña.
- Yo tampoco soy de aquí, yo vivía en el sur de Dublín, pero cuando mi novia me abandonó entré en una seria depresión, y decidí huir de allí, pues todo me recordaba a ella, a todos los recuerdos y momentos que viví con ella. Además nadie me esperaba en ningún lado, pues mis padres murieron cuando era muy chico. Vendí todo lo que quedaba y me vine a esta ciudad, a un viejo piso que era propiedad de un tío mio- Dijo él, con la voz algo temblorosa- ¿Entonces tus padres no aceptan que seas nacionalista?
- No, de hecho todo lo contrarío, me rechazaron desde el momento que se enteraron de que era nacionalista, y me echaron de casa.- Dijo intentando esconder una lagrima.- ¿Has estudiado algo de música?
-Si, me falta un año para terminar el conservatorio, pero desde que me dejó mi chica no he vuelto a pisar un conservatorio, pues me trae muy malos recuerdos.- Dijo él mientras daba un sorbo a su cerveza.
Continuaron conversando mientras comían y después Aidan invitó a Erin a su casa, para continuar charlando y después prepararon todo lo necesario y se pusieron camino al pub. Caminaron tranquilamente, pues no tenían excesiva prisa, pues iban con el tiempo suficiente para dar un paseo y continuar conociéndose.
Cuando llegaron al pub, Anna ya había llegado, y de nuevo estaba hablando por teléfono. Cuando los vio llegar colgó y los saludo. Aidan les ofreció unos cigarrillos, que esta vez traía ya liados, y Erin cogió uno, Anna no quiso, pues detestaba fumar. Poco después de terminar ese cigarrillo entraron y entre los tres prepararon todo para abrir aquella tarde. Aquella noche no se diferenció mucho de la noche anterior, aunque esta vez Erin comprendían mucho mejor los sentimientos que reflejaban aquellas notas que salían de la voz y el piano de Aidan. Al terminar aquella noche, Aidan se quedó un poco más con ellas, y cuando llegó a casa se acostó y durmió rápidamente. Era la primera noche desde que estaba en Cork que dormía sin pensar en que estaba solo, de hecho casi se había olvidado de James.
Pero realmente todo se acelerará un par de meses después, una fría y lluviosa tarde, Aidan y Erin estaban solos, pues Anna había viajado al norte a ver a su novio. Cuando se encontraban preparando para abrir la lluvia arreció, el viento se hizo insoportable, y decidieron que lo mejor sería no abrir, y esperar a que mejorase el tiempo para volver a sus casas. Mientras mejoraba el tiempo Aidan comenzó a tocar el piano, y Erin estaba sentada junto a él, y ambos bebían whiskey.
De repente un relámpago iluminó aquel lugar y acto seguido la luz se fue, aunque por suerte para ellos había una vela sobre el piano. Él encendió la vela y acto seguido continuó tocando el piano, era una escena que encendió una llama dentro de Erin. Por su parte, Aidan se encontraba feliz, y su música dejó de sonar triste y comenzó a dar muestras de alegría. La magia de aquel momento hizo que Erin tomase fuerzas y besase a Aidan, prendiendo en sus labios el fuego del amor.
Pasaron la noche en aquel pub, dando rienda suelta a su pasión y a su amor, entre aquellas velas, los relámpagos y ríos de whiskey. Ambos decidieron abandonar sus planes de futuro y continuar con aquel pub, juntos, pues ahora aquello era su vida. Aquellos chicos que habían sido abandonados por los suyos tuvieron que encontrarse lejos de su origen para poder encontrar su destino, su amor, su verdadero hogar.
"Para encontrar el amor no hay que cerrarle las puertas al dolor, a la tristeza, a la felicidad o a la pasión, solo hay que cerrarle las puertas al orgullo."