jueves, 19 de febrero de 2015

Capitulo 2: Sufrimiento

William cruzó una mirada con aquella chica, el tiempo pareció haberse parado. Pero pronto ambos volvieron a la realidad. William ayudó a aquella chica a recoger todos los papeles del suelo, sin fijarse en los papeles que cogía. Con el choque una de las bolsas de la compra se habían roto, y todo se había esparcido por la acera, así que tras ayudar a aquella chica William recogió lo que había comprado, mientras pedía disculpas a aquella chica:

- Perdóname, iba distraído, pensando en mis asuntos, y no me he fijado que estabas aquí, en serio, perdóname.
- No pasa nada chico.- dijo ella con una mirada mitad de compasión, mitad de extrañeza- El problema es que todas tus cosas se han derramado, déjame que te ayude.
- No es necesario, pero gracias.- Dijo William un poco ruborizado a causa de la vergüenza, y a causa de la belleza de aquella chica.- Además tendrás que volver a clase, pues el timbre ya ha sonado.
- No, lo cierto es que tengo dos horas libres, y no quiero estar encerrada en este sitio, prefiero ayudarte a llevar tus cosas  y así me despejo.

William acepto a regañadientes, y juntos se pusieron camino a casa de William. Durante el camino hablaron, un poco, y se presentaron:

- Eres muy amable al acompañarme, por cierto me llamo William.
- No es nada, en serio. Yo me llamo Luna, curioso tu nombre. - Continuó ella- ¿Eres inglés, o algo así?

William le explicó como había llegado desde Inglaterra, y así continuaron el camino. William, mientras hablaba, notaba que aquella chica tenía cara de estar abatida, pero no se atrevía a preguntar, para no parecer indiscreto, pero la curiosidad le picaba bastante.

Lo cierto es que aquella chica estaba abatida, de hecho aquella estaba siendo una de sus peores semanas, pues había perdido mucho en muy poco tiempo. Dos días antes Luna había pillado a su ex-novio cenando con otra chica de un modo muy cariñoso, y se lo echó en cara, él le dijo que ella era la única culpable de aquella situación, pues él no buscaba una acompañante, ni una amiga, ni alguien con quien ver películas, sino que quería alguien con quien poder desatar sus pasiones más carnales. Ante aquel panorama Luna lo dejó. Ya esta cansada. Ya no quería volver a saber nada de esos chicos, que son poetas para poder llegar a la bragueta, ya estaba cansada de solo tener compañeros de contenedor. Estaba realmente hundida con todo aquello, y sus amigos en vez de ayudarla la culparon de su situación, insinuando que siempre había sido una mala novia. Luna no sabía como sentirse, su vida amorosa era un fracaso rotundo, y sus amigos le habían dado la espalda. Se sentía sola en el mundo, y vio la necesidad de buscar gente nueva. Por eso aquel choque fortuito con William supuso una oportunidad para conocer a un chico nuevo, un chico que parecía totalmente distinto a los chicos con los que había estado. Era un chico alto, delgado, pero que aparentaba no tenérselo demasiado creído.

No tardaron más de  diez minutos en llegar al portal de William, pero aún así pudieron hablar durante el camino, y conocerse un poco. Cuando llegaron se despidieron, pero antes de irse, Luna le pidió a William el móvil, para hablar o quedar en otra ocasión, con algo más de tiempo. Se intercambiaron los móviles, y cuando Luna se dio la vuelta William dijo:

- Si necesitas algo, escríbeme e intentaré ayudarte.

William dijo esto, pues como la había visto con mala cara, pensó que quizás de esta forma ella le contaría lo que le había sucedido. Subió las cosas, y miró el reloj. Eran las doce de la mañana pasadas, y él quería ensayar un poco antes de la audición, por lo que rápidamente cogió unas manzanas que había comprado, y algo de dinero, para comprarse la comida en la cafetería del conservatorio. Cuando por fin llegó al conservatorio eran cerca de las una, buscó un aula y comenzó a ensayar. Su profesor le había indicado que la prueba la haría a las cuatro, de modo que a las dos y media dejó de ensayar, bajo a la cafetería y comió junto a Juan y Laura, una pareja que era los únicos compañeros con los que se llevaba bien. Comieron y a las cuatro menos cuarto se dirigieron al aula donde se llevaban a cabo las audiciones. Primero entró Laura con Juan, y a los pocos minutos salieron, no muy convencidos de su actuación, y después entro William, eran las cuatro y tres minutos cuando entró. Realizó una audición, que a su modo de ver había sido genial, y a su profesor también le había gustado, junto con el profesor había escuchando las audiciones un miembro de la organización del festival. La decisión la comunicarían al final de las clases de aquel día. Todos acudieron a las clases, pero estaban más preocupados de saber quien iría a festival, así que las clases fueron bastante improductivas.

Cuando quedaban diez minutos para terminar las clases, sonó la puerta del aula, todos los alumnos se volvieron, y vieron como entraba su profesor y aquel hombre del festival, que tomo la palabra:

- Como representante de la organización del Festival NewMusic, tengo el placer de felicitar a Andrés, Marcos, Andrea y Lucia, pues han sido los elegidos para actuar en nuestro festival.

En aquel momento el mundo se vino encima de William, no solo lo habían descartado para actuar, sino que habían elegido a un grupo de pop-electrónico, al que William odiaba. Tras aquel anuncio les dejaron irse, William se levantó y se dirigió rápidamente a la puerta, no podía soportar aquello. Juan y Laura corrieron y pararon a William, e insistieron en que los acompañara para tomar una cerveza, y así poder superar aquello. Ellos también estaban convencidos de que él sería el que ganaría, y aquello fue un jarro de agua fría para ellos, que también odiaban a aquel grupo, que siempre había tenido aires de superioridad. Consiguieron convencer a William, y se fueron a un bar cercano a su piso a tomar una cerveza. Tomaron tres rondas, y después se marcharon. William, se dirigió a su piso, solo quería echarse a dormir, y olvidar aquella situación.

Llegó a su piso poco antes de las once de la noche, y se dirigió directamente a la ducha, se ducho, fue a la nevera,  bebió de un trago una lata de cerveza, y se dirigió a su habitación, para acostarse. Cuando se tumbó en la cama, comprobó que la luz azul de su móvil, que mostraba las notificaciones, estaba parpadeando. Se levantó rápidamente, creyendo que sería Luna, pero al coger el móvil vio que el mensaje no era de ella, sino que era de la última persona de la que esperaba un mensaje. Y se dispuso a leerlo con media sonrisa dibujada:

"Hola Will,
Te escribo para decirte que por fin voy a aceptar tu oferta de pasar unos días allí, en tu casa de España. Jajajajaja... Se que aviso con poco tiempo, pues llego mañana, se que no habrá ningún problema. Me quedaré unos días allí, mientras soluciono unos problemillas.
Un abrazo, Klaus.
Pd: Si puedes ir a buscarme a la estación avisa."

William sintió que aquello era un regalo del destino, pues Klaus era la única persona que siempre conseguía arrancarle una sonrisa, aún en el más oscuro momento de su vida, de modo que le respondió rápidamente, "Allí te esperaré Klaus :D". Una vez hubo enviado el mensaje, desconecto Internet del móvil, apagó la luz, y se acostó.

No muy lejos de allí, Luna se encontraba en su casa, estudiando para un examen que tenía al día siguiente, cuando entre sus papeles encontró un sobre que no era suyo, cuando lo miró más detenidamente descubrió que en aquel sobre había un nombre escrito: "William".

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