Una fría tarde de marzo una chica fue a
un parque, en el que estaba su amado, para darle una sorpresa, pero
poco se imaginaba que la sorpresa se la llevaría ella. Cuando ya
estaba en el parque vio la sombra de su amor, se acerco a él con
intención de darle un beso, pero no pudo contener aquel grito ahogado
cuando vio a aquel que había sido su novio en brazos de otra chica.
Él le dijo que lo sentía, pero que ya no significaba nada su amor,
que no quería saber nada de ella.
Aquel, que iba a ser un bonito día se
convirtió en un infierno, iba por la calle y apenas podía andar, no
tenia fuerzas para continuar, solo quería llorar, solo quería
olvidar todo aquello que había sucedido. Cayó en un banco, agotada,
la tarde cada vez iba oscureciéndose, y ella continuaba en aquel
banco, sola, destrozada, cuestionándose su vida cuando oyó unos
fríos pasos. Alzó la mirada pero no pudo distinguir nada, ya que sus
lagrimas no le dejaban ver nada, y fue entonces cuando escucho
aquella voz. Un chico, con su guitarra en la espalda, se había parado
frente a ella y le preguntaba si estaba bien.
-No te molestes, ya no puedo
interesar a nadie- contesto ella.
Pero lejos de retirarse y continuar su
camino, aquel chico se arrodillo frente a ella, que continuaba
sentada en el banco, y se quito la guitarra poniéndola en el suelo, y
acercándose a ella le susurro:
-No entiendo porque dices eso,
acaso no me he interesado yo, pero déjame que solo te haga una
pregunta, ¿Porque una chica tan hermosa como tú puede estar
llorando?
-No digas tonterías- le respondió
ella- solo dices esto porque te doy pena, se que realmente no
piensas eso.
-Déjame que te cuente un secreto-
le dijo él, dibujando una sonrisa en su cara- yo soy músico, y
muero de amor cada vez que veo una gota de rocío cayendo por una
rosa, así que no se de que te extrañas si tus mejillas son pétalos
y tus lagrimas son el rocío.
Ella, que creía que él solo estaba
allí por pena, para evitar que hiciese una locura se incorporó, se
seco los ojos y lo miró, tenía intención de irse. Dio media
vuelta, pero antes de que pudiese dar el primer paso noto como le
cogían el hombro, se volvió, y nada más volverse noto como los
labios de aquel chico se juntaron con los suyos. Noto entonces una
cálida sensación que le recorría todo el cuerpo. Tenía la
sensación de que aquello era un sueño, el más bonito sueño que
había tenido en mucho tiempo. Él se retiro, la miro a la cara y con
su mano le retiro las pocas lagrimas que le quedaban en la cara, y
juntos se marcharon a la casa de ella.
Una vez llegaron a la casa de la chica,
abrieron unas cervezas, y mientras ella cogía algunas cosas para
comer él abrió la funda de su guitarra y la sacó. Bebieron unas
cuantas cervezas y comieron un poco, ella había olvidado todo el daño
que había recibido porque sabía que aquel chico la amaba de verdad.
Ella le pidió que se quedará y él no se negó, y cogiendo la
guitarra le canto unas canciones, casi susurrándole, y ella se dio
cuanta de que cada vez lo amaba más. Habían pasado ya muchas horas
desde que aquel chico se la encontrase destrozada, y ahora se había
desatado la pasión. Se besaron y poco a poco se fueron quitando la
ropa, y se dejaron llevar por la pasión hasta altas horas de la
noche.
A la mañana siguiente ella se
despertó con mucho dolor de cabeza, se volvió hacia el lado donde
había dormido su nuevo compañero, pero no encontró a nadie. Supo
entonces lo que había ocurrido, todo había sido un sueño. Se levantó, con lagrimas en los ojos, y fue hacia la cocina, y se
dispuso a beber una cerveza. Dio un trago, en el que se llevo media
botella, y cuando se dio la vuelta para coger un pañuelo en el que
llorar noto algo en sus caderas, dos manos, se giró y él la beso.
Comprendió entonces que nada fue un sueño y que el siempre estaría
allí.
Twitter: https://twitter.com/klaus_escritor
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