domingo, 23 de marzo de 2014
Noche
Alex, un músico que había pasado toda su vida dedicado a la música, volvía a casa, como hacia todas las noches, tras un largo día de ensayo. Realizó el mismo camino que hacia todas las noches, y lo hacia del mismo modo que siempre, con su guitarra colgada en su hombro derecho, y en su mano derecha llevaba su móvil desde el cual escuchaba música por los auriculares que tenia colocados en sus oídos. Como ese día era el ultimo día antes de vacaciones decidió parar en una tienda, y como era costumbre compro unas cervezas y una bolsa de patatas.
Llegó a su bloque, y saco de la funda de su guitarra las llaves. Las cogió y abrió la puerta, y comprobó que un día más no había recibido ninguna carta. Subió las escaleras que conducían a su piso, abrió la puerta y entró. Dejo su guitarra en su habitación, se quito la ropa y se dispuso a ducharse. Después de ducharse se volvió a vestir, pero a diferencia del resto de noches no se puso el pijama, sino que se puso unos pantalones negros y cogió la primera camiseta negra que vio. Una vez estuvo preparado, abrió el primer cajón de su mesilla y sacó una foto de una chica, la miró, con la mayor de las amarguras, y la besó.
Esa foto era muy importante para él, siempre la había llevado consigo. Era la única foto que conservaba de ella, de la única persona a la que había amado, su nombre era Laura. El problema era, que pese a haberla amado desde hacía mucho tiempo, nunca se había atrevido a decirle lo que sentía por ella. Pese a todo nunca había dejado de pensar en ella, por eso siempre estaba solo.
Cogió la funda de la guitarra, y lo que había comprado en la tienda y subió a la azotea, puesto que sabía que sabia que allí no molestaría a nadie. Se sentó en el suelo, abrió la bolsa de las patatas y abrió la cerveza, había sacado la guitarra, ya. Se puso a tocar canciones, las canciones más tristes que conocía. Era una noche calurosa, y solo la luna fue testigo de lo que Alex estaba tocando. Esas canciones eran tan tristes y profundas que incluso parecían entristecer a la luna. Eran ya las 5 de la mañana cuando comenzaron a caer de su cara gotas de rocío, que se confundieron con sus lagrimas.
Continuó bebiendo cerveza, e incluso se atrevió a tomarse unos cuantos tragos de su petaca, en la cual llevaba vodka. Estaba cansado, confuso, triste, y el alcohol había hecho estragos en su confusa mente. Decidió entonces asomarse al borde de la terraza, miró hacia bajo, y una idea cruzo como un rayo su cabeza. Decidió actuar por fin. Soltó la guitarra en el suelo, se secó las lagrimas, se puso en pie, y estiro los brazos a los lados. Entonces hizo lo que nunca pensó que iba a hacer, lanzó un grito, un grito que retumbo en toda la manzana:
-Laura te amo, y siempre lo haré!!
- Y yo a ti- dijo una voz de chica- Estaba esperando a que por fin me lo dijeses, siempre he estado esperando este momento.
Alex se dio la vuelta, y vio que la chica de la foto se encontraba allí, delante de él, con la cara salpicada por las lagrimas, él no lo dudó, se acerco a ella, la tomo entre sus brazos, le miró la cara, le seco las lagrimas, y jurando que jamás la abandonaría la besó. Un beso que vería aparecer la luz del sol, que vería desaparecer a la luna.
Twitter: https://twitter.com/klaus_escritor
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario