sábado, 11 de julio de 2015

una de miedo

¿Es el miedo una reacción irracional a unas ilusiones, o es el miedo una reacción racional generado por situaciones reales? No se la respuesta a esta pregunta, pero quizás esta historia os haga sentir realmente asustados.

Aquella calurosa noche de verano, Erin salió de casa a un bosque cercano, oscuro y solitario, pues le gustaba salir por las noches, en busca de nuevas emociones y aventuras. No hacía mucho que había anochecido pero aún así el calor era insoportable, pero cuando comenzó a internarse en aquel bosque, comenzó a correr una suave brisa que hacía que aquel paseo fuese mucho más agradable. Caminaba sin prisa, disfrutando de aquel oscuro paraje, pero de repente escuchó un ruido, el ruido de las ramas secas de los suelos crujiendo al ser pisadas. Giró su cabeza, asustada, buscando al causante de de aquellos ruidos, pero no vio a nadie entre aquella oscuridad. Comenzaba a ponerse cada vez más nerviosa, y estaba cada vez más asustada, por lo que decidió dar media vuelta y volver a casa. 

Comenzó el camino de vuelta, cada vez estaba más asustada, por lo que cada vez iba a mayor velocidad. Pero conforme aumentaba la velocidad los chasquidos de las ramas aumentaban, miraba para todos los lados, pero no veía nada ni nadie. Se dio cuenta de que estaba pasando por el mismo árbol, una y otra vez, como si se tratase de un bucle. De repente comenzó a escuchar unas fuertes carcajadas que venían de sus espaldas, por lo que se giró y vio en la lejanía una silueta. Comenzó a correr aún más rápido pero cayó despedida hacia atrás, como si hubiese chocado contra un campo de fuerza. Aquella caída provocó en Erin un inmenso dolor, y un fuerte mareo, no podía levantarse a causa de el terror que se había apoderado de su cuerpo. Intentó incorporarse pero el terror se apoderó más aún de aquella chica cuando vio como se acercaba aquella misteriosa silueta, conforme se acercaba podía ver como aquella silueta parecía estar compuesta de humo más que de carne. Ella intentó golpearlo pero justo cuando fue a golpear con el puño a aquella sombra se dio cuenta de que se desvanecía, como si se tratase de una figura de humo. 

Aquello la aterró más aún, por lo que comenzó a llorar desconsoladamente e incluso se le escapó la orina a causa del miedo que sentía. Cuando el terror la dejó se levantó lentamente y comenzó a andar de nuevo, intentando huir de aquel lugar. Estaba tan agotada a causa del terror que había vivido que no podía andar con rapidez, por lo que andaba muy dificultosamente. Erin vislumbró una luz anaranjada, como si fuese una fogata, se acercó muy esperanzada, pero el macabro espectáculo que encontró terminó de paralizarla. Había una hoguera, que se encontraba encendida en el centro de un pentagrama dibujado con sangre,en cada una de las puntas del pentagrama se encontraba una pica con una cabeza humana. Se acercó lentamente a la cabeza más cercana, la tocó y descubrió que eran cabezas humanas reales. Desde esa posición pudo descubrir que en la hoguera se estaban quemando los cuerpos a los que respondían aquellas cabezas. Dejó de estar paralizada para comenzar a gritar al tiempo que comenzaba a vomitar a causa del asco que le produjo aquella escena.

Estaba a punto de echar de nuevo a correr, cuando sintió un duro golpe en la nuca que la dejó inconsciente. Despertó al poco tiempo, mareada y con la visión borrosa, pero conforme recuperaba la visión y dejaba de estar mareada vislumbró que se encontraba en una oscura mazmorra. Intentó levantarse pero se dio cuenta de que estaba atada con unas cadenas, y también se vio que se encontraba sin más ropa que la ropa interior. Comenzó a gritar, pidiendo ayuda, y en ese momento se acerco un chico, que le pareció muy atractivo a Erin, la besó en la boca, la amordazó y la abofeteó.

- Si vuelves a levantar la voz o hacer ruido te violaré y después te mataré lentamente.- Dijo aquel desconocido con una voz ronca. 

En ese momento Erin se calló y se relajó, por miedo a que aquel chico cumpliese su amenaza. Aquel chico regresó con un plato lleno de comida, la dejó junto a Erin y le quito la mordaza, y justo en ese momento Erin se abalanzó sobre la comida, y la terminó rápido, sin dejar nada. No volvió a ver a aquel chico en un largo rato, no sabía si era de día o de noche, pues aquella mazmorra no tenía ningún tipo de ventana. Intentó escapar, pero no podía escapar de ningún modo. Aquel chico regresó al poco tiempo, se acercó a ella, le volvió a poner la mordaza y se sentó en una silla, frente a ella, mirándola a los ojos.

-Espero que te haya gustado la comida,- dijo al tiempo que soltaba una fuerte carcajada- aquel chico grito como un cerdo mientras se asaba.

Aquellas palabras resonaron en la cabeza de Erin como un martillazo, al tiempo que unas fuertes arcadas provocaron que un hilo de vomito saliese bajo la mordaza que tenía en la boca. El chico disfrutaba viendo como Erin se ahogaba con su propio vomito, hasta que finalmente le quitó la mordaza, para que saliese el vomito y ella pudiese respirar. Se alejó de donde estaba ella, con una sonrisa de satisfacción mientras dejaba a Erin llorando, muerta de terror, y bañada en su propio vomito.  Estuvo allí, sola, durante casi una hora, cuando de nuevo volvió aquel chico, cada paso resonaba en la cabeza de aquella asustada chica como si se tratase de un cañón. Se volvió a sentar frente a ella, mirándola a la cara, con una mano sujetó fuertemente su cara, para que ella viese su cara, y entonces con la otra mano dio un tirón de su cara, arrancándose su propia piel, y  dejando a la luz una horrenda cara llena de gusanos que devoraban la piel de aquel chico, ante lo que ella solo pudo llorar y gritar, pese a que sus gritos quedaron amortiguados por la mordaza. 

Él cogió un  hierro cercano, y comenzó a golpearle las piernas a aquella chica, ella lloraba, estaba asustada, no solo por los golpes que recibía, sino por la putrefacta cara de su agresor. Dejó de golpearla, le quitó la mordaza, y la besó de nuevo en la boca, con aquella cara llena de gusanos, pero Erin no tuvo tiempo de reaccionar de ningún modo, pues justo cuando los labios de su agresor rozaron los suyos, él le clavó un cuchillo en el pecho, haciendo que muriese.  Finalmente la sacó que aquel lugar, y arrojó aquel cuerpo inerte a un riachuelo cercano, que inmediatamente quedó regado por la sangre de Erin. 

Él se tapó con la capucha y se puso de camino al bosque, en busca de una nueva victima, convirtiéndose de ese modo en una nueva leyenda urbana, ¿o quizás no?.

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