miércoles, 25 de marzo de 2015

Hombre Lobo

Todo comenzó una oscura noche de primavera. Era una noche oscura, porque las nubes tapaban la luna, pero aún así era una noche calurosa. Dani, un chico alto y pelirrojo, decidió salir a dar un paseo por un bosque cercano, un bosque que el conocía muy bien. Cogió unas latas de refresco para pararse en un claro que conocía en aquel bosque, para tomárselas tranquilo.

Salió de casa poco después de las once de la noche, cuando sus padres hubieron partido a un viaje que debían hacer. Dani comenzó a caminar, iluminado únicamente por una pequeña linterna, pero aún así conocía muy bien aquel bosque. Cuando llegó a aquel claro se sentó en una de las grandes piedras que allí había. Abrió una lata de refresco de frambuesa y comenzó a beberlo, mirando al cielo, dándose cuenta de que poco a poco se estaban yendo las nubes. Estaba concentrado, mirando el cielo y pensando en que estaría una semana solo, sin sus padres, cuando de repente escuchó un grito de dolor. Se dirigió al otro lado del claro, y al llegar vio a un chico, algo mayor que el, tirado en el suelo, con una profunda herida en la pierna. Se acercó para ayudarlo, pero el otro chico no quería. Finalmente Dani consiguió  convencer a aquel chico, lo llevo a una zona del claro donde había una piedra de mayor tamaño que ninguna, le dio un trago de su refresco, y se dispuso a mirar la herida que tenía en la pierna. Poco a poco las nubes se disipaban. Sacó agua para curar la herida de aquel chico, y al echarla sobre la herida aquel chico aulló de dolor.

Dani paró de echar agua, y no por los gritos de dolor, sino porque a aquel chico le estaba creciendo pelo por todo el cuerpo de una forma muy rápida. Dani se asustó y retrocedió, con tan mala suerte que cayó al suelo. Al caer vio que las nubes se habían ido completamente dejando a la vista la luna, que aquel día era llena. Antes de poder reaccionar un lobo, se había echado sobre él. Dani se giró en el momento justo, y evitó que el lobo le mordiese en el cuello y lo matase. No obstante el lobo le mordió en el brazo. Dani cogió una navaja que tenía y la clavó a  aquel lobo, dándole en la base de la cabeza, matándolo en el acto. al caer al suelo, aquel lobo volvió a convertirse en el chico herido. Dani estab asustado, así que cogió la navaja con la que había matado a aquel lobo y huyó corriendo del lugar. Estaba muy confuso, pues quizás aquel chico era un hombre lobo, o quizás había asesinado a un chico en un ataque de locura.

Llegó a casa, se lavó la herida y después se la curó. Se sentía extraño, pues aquella herida no le dolía, ni siquiera cuando se curó. Se acostó molesto, pues estaba confuso, y además había recibido un mensaje de la chica que le gustaba, diciéndole que el día siguiente iría a casa de Dani. A la mañana siguiente Dani despertó, seguía muy confuso por lo pasado la noche anterior, pero aún ocurriría algo que lo dejaría más confuso. Al mirarse el brazo donde tenía la herida, descubrió que ya no estaba. Estaba demasiado confuso, no tenía ni un rasguño, pero en las sábanas aún había restos de su propia sangre. No había salido aún de su asombro cuando sonó el timbre, abrió la puerta, y vio que Marta, la chica que le gustaba ya había llegado.

La hizo pasar, y le contó todo lo que había sucedido la noche anterior. Marta no creía las palabras que Dani le decía, y no se lo creyó hasta que este le enseño la navaja de plata, ensangrentada y las sábanas manchadas de sangre. Ella le pidió que le enseñase el cuerpo del otro chico, y que cogiese una pala, pues dejar el cuerpo en la superficie podía ser peligroso. Ambos salieron de camino hasta aquel claro, y poco después habían llegado. Al llegar descubrieron que no había ningún resto de lo ocurrido la noche anterior, solamente unos rastros de sangre, muy dispersos. Dani no podía salir de su asombro, y pensó que Marta se enfadaría con él, pero no fue así. Marta le dijo que a ella le encantaban las historias de hombres lobo, y que aquello había sido algo que a ella le había gustado, le parecía una buena broma. Después volvieron a casa, donde tomaron unas cervezas, y cuando estaban algo contentos se besaron, y comenzaron aquel día su relación.

Todo les fue fenomenal hasta la siguiente noche en la que hubo luna llena. Habían terminado el curso y se encontraban de vacaciones, por lo que decidieron pasar la noche en un camping, que se encontraba en un monte cercano, junto a otra pareja. Llegaron, prepararon las tiendas en las que iban a dormir, y decidieron ir a dar un largo paseo. Encontraron un arroyo cercano, en el cual había una poza, en la que se bañaron y estuvieron hasta que anocheció. Decidieron volver, pero sin prisa pues habían llevado comida, y la habían tomado antes de salir de vuelta al camping. Pronto la noche cayó sobre ellos, y con ella el reino de la luna, una luna que aquella noche relucía esplendida. Todo parecía idílico hasta que finalmente abandonaron la arboleda que estaban atravesando, y los plateados rayos de la luna tocaron la morena piel de Dani. Entonces cayó al suelo y comenzó a convulsionarse, y todo su cuerpo empezó a llenarse de pelos, sus manos se transformaron en garras y su boca en un afilado hocico de lobo. El cambio se había completado finalmente.

Cuando ocurrió esto Marta se acordó de lo que había sucedido el día que fue a casa de Dani. Ella gritó a la otra pareja para que se marchasen con rapidez del lugar mientras que ella se agachaba, y sujetando a su chico, ahora transformado en lobo, intentaba evitar que la transformación se completase. Pero aquello fue inútil, la transformación ya había culminado. La otra pareja, que había ignorado las palabras de Marta, y contemplaban aquella escena con estupor, contemplaron como aquel lobo golpeaba a Marta, y la tiraba contra un árbol. Intentaron escapar, pero ya era demasiado tarde, corrieron pero Dani alcanzó primero a la chica, matándola tras clavarle las garras en el cuello, dejándola allí, desangrándose. Después dio caza al otro chico, y empujándole contra un árbol lo mató, pues una rama atravesó el corazón de aquel desgraciado e incauto chico.

Aquel lobo, que minutos antes había sido Dani, volvió en busca de la tercera de sus victimas, Marta. Cuando llegó la encontró en el suelo, muerta de miedo, y sin poder moverse, pues cuando la arrojó le había partido la pierna. Se acercó a ella con intención de matarla y después alimentarse de su carne, pero cuando fue a matarla vio algo en los ojos de aquella chica que lo detuvo. Los ojos de Marta estaban brillando con miedo, pero también mostraban una tristeza y un amor por Dani, su chico, que ahora se encontraba bajo aquella maldición. Marta estaba cada vez más asustada, pues aquel lobo se acercaba a ella, y de repente, con una de sus garras agarró firmemente la cabeza de la chica y la arrimó a su boca. Marta notó que aquel sería su fin. Pero el lobo, que no había dejado de ser Dani, aunque muy en el interior, le mordió el labio, rompiéndolo, pero sin causar grandes daños a Marta. Y después la arrastró hasta el camping en el que estaban, tras lo cual huyó a la profundidad del bosque.

Al día siguiente Dani llegó al campamento desorientado, pues no recordaba nada de la noche anterior, corrió hacia la tienda donde estaba Marta, y se la encontró tumbada, dolorida, con la pierna partida y el labio roto. Dani llamó a una ambulancia, y le preguntó a Marta acerca de la noche anterior, a lo que ella le respondió con todo lujo de detalles. Dani estaba destrozado, pues había matado a sus mejores amigos, y había herido a su chica. Le explicó que se iría al campo, lejos de la civilización para no volver a herir a nadie, y ella insistió en ir con él, pues a fin de cuentas, la había mordido, y la había convertido en licantropo también. Él acepto, aunque muy a su pesar, y cuando Marta hubo abandonado el Hospital, se dirigieron a un bosque que había bastante lejos, y al que apenas iba gente, y casi nunca por la noche.

Tiempo después la luna, caprichosa arbitra de esta historia, decidió que era el momento propicio de que se produjese una nueva luna llena. Cuando Dani y Marta vieron aquella luna, y justo en el momento en el que ella los azotaba con sus pálidos rayos plateados, se besaron. Al hacer aquello sus almas quedaron unidas para siempre, y se transformaron en lobos, lobos que solamente recuperan su forma humana cuando se produce luna llena. Y según cuenta la leyenda, solamente podrán abandonar este juramento cuando la luna, justa juez del amor, lo decida.

lunes, 23 de marzo de 2015

Demonios y Ángeles

Azael era uno de los llamados ángeles caídos, sin duda uno de los más oscuros ángeles. Él no vivía en el paraíso sino que habitaba en las profundidades del infierno, relegado al más oscuro de las sombras. Había sido expulsado del cielo tras su oscura actuación en la guerra que había habido al inicio de los tiempos y que había enfrentado a ángeles y demonios. Se había atrevido a matar a unos ángeles que eran sus generales, pues los consideraba crueles y déspotas. Tanto en el cielo como en el infierno, Azael, se había convertido en una criatura temida.

Junto a Azael había luchado, en aquella antigua guerra, un ángel llamado Mikael, un ángel con un destino muy diferente al de Azael. Mikael se había convertido en el General de los ángeles. Ambos habían sido como hermanos aunque después de los hechos que había protagonizado Azael, Mikael se había posicionado contra su antiguo amigo Azael, aunque ambos continuaron manteniendo un respeto mutuo. Aquel respeto fue lo único que mantuvo durante largo tiempo la paz entre el paraíso y el infierno. Con el paso del tiempo las diferencias entre ellos fueron cada vez mayores, Mikael era un ángel que vestía con ropajes muy claros, representando la luz, mientras que Azael comenzó a vestir ropa oscura, una ropa que reflejaba la oscuridad que había presente en su alma.

Durante miles de años, tras la victoria final de los ángeles, los combates fueron aislados, y poco a poco las acciones de ambos mundos comenzaron a desarrollarse en el mundo de los humanos. Mikael, y el resto de ángeles pensaban que aquella guerra no se volvería a producir, pues no veían a los demonios y  a los ángeles oscuros preparados para un  nuevo enfrentamiento a gran escala. Solamente observaban como cada vez más la actividad de estos demonios eran más constantes en el mundo de los humanos, pero no le dieron mayor importancia. Lo que no sabían es que realmente en el infierno se estaba gestando un poderosísimo ejercito, bajo las órdenes de Azael, y estaban utilizando el mundo de los humanos para probar sus nuevas estrategias, con la idea de poder dominar a todos los mundos.

Pero desde la oscuridad de su escondrijo, y mientras orquestaba los movimientos de aquel ejército que estaba surgiendo en el infierno, Azael no podía olvidar a la única criatura que el había amado, Mikael. Decidió, tras mucho pensar y meditar, que debía volver al paraíso, camuflado como un ángel, para tratar de atraer a Mikael a su lado, para que juntos pudiesen gobernar a todos los mundos. Decidió enviar un ataque al mundo de los hombres, más grave que los anteriores, para que en el paraíso no quedasen demasiados ángeles. Se vistió con la ropa que aún conservaba de cuando había vivido en el mundo de los ángeles, y partió en busca de Mikael.

Todo había salido según lo había planeado, y apenas había ángeles en el paraíso. Buscó a Mikael por diferentes lugares, hasta que decidió ir a un lugar que solamente conocían ellos dos. Era un pequeño observatorio, desde el cual se veía el mundo de los humanos, estaba oculto en una cueva, y siempre había pasado desapercibido. Se adentró silenciosamente en aquella cueva, pues temía que Mikael hubiese confiado aquel secreto a alguien más. Desenvainó su espada, una espada que antaño relucía blanca, pero que ahora se había visto sumida en la oscuridad. Caminó sigilosamente y avanzó hasta el lugar donde se encontraba aquel escondite. Cuando llegó vio a Mikael, de espaldas, contemplando por el observatorio lo que ocurría en el mundo de los humanos. Cuando Azael se dispuso a avanzar un poco más, Mikael habló, sin dejar de observar lo que ocurría en el mundo de los humanos.

-Te estaba esperando Azael, te llevo esperando miles de años.- Dijo Mikael sin darse la vuelta- Aún recuerdo cuando luchabas junto a mi por evitar que la oscuridad se cerniese sobre toda forma de vida, aún recuerdo cuando eramos dos cuerpos, pero un solo alma. Pero aquel día destruiste esa unión, mataste a quien quería el bien, y te uniste a los que querían el mal, y ahora, mi amado Azael, te has convertido en el mal, en aquello contra lo que luché. Se que no fue justo el modo en el que te expulsaron, peor intente por todos los medios que te permitiesen volver. Y cuando conseguí que pudieses entrar, me dí cuenta de que habías caído en la oscuridad, te habías convertido en el mal. Desde entonces vengó a este escondite, con la esperanza de que todo hubiese sido un sueño, con la esperanza de que despertaría a tu lado, pero no fue así. Y ahora has vuelto, dispuesto a matarme, y yo no debería dejarte, pero al fin y al cabo todo es culpa mía, yo te condené a la oscuridad más profunda.
-Mikael, no he venido a matarte.- Dijo Azael con un tono de satisfacción.- Vengo a ofrecerte el perdón. Únete a mi y ambos dominaremos el mundo, únete a mí y volverás a despertar a mi lado, con tu cabeza apoyada en mi hombro. Eso es lo que los dos queremos, y en tu mano está que volvamos a amarnos como antes lo hicimos, que volvamos a ser un alma en dos cuerpos. Es tú turno Mikael, debes decidir ahora.
- No oses insinuar eso.- Dijo Mikael dándose la vuelta- No me uniré a ti, no si la condición es unirme al mal. Piénsalo Azael, arrepiéntete, pide perdón por tus pecados y podremos volver a ser lo que fuimos. Por favor, no permitas que la guerra vuelva a destruir el equilibrio de los mundos.
-Es una pena Mikael, todo está preparado.- Dijo Azael mientras envainaba su espada y se daba la vuelta.- Tienes tres días, en cuanto pase ese tiempo, la guerra habrá comenzado. El destino de los mundos está en tus manos.

Azael comenzó a andar, para abandonar aquella cueva. Mientras abandonaba la cueva escuchó el llanto de impotencia de Mikael. aquello no es lo que esperaba, y la impotencia le invadió, y después se convirtió en ira. Azael no podía imaginar un mundo sin Mikael, no se veía preparado para gobernar solo el equilibrio de los mundos, al fin y al cabo, eran dos cuerpos pero un solo alma.

Antes de que pudiesen darse cuenta, ya habían pasado tres días, y Azael debía cumplir su palabra. La guerra por el control del poder debía comenzar sin mayor dilación, por lo que Azael congregó a su ejército y lo preparó para la guerra. Mikael esperaba que Azael atacase el mundo de los humanos, pues atacar el mundo de los ángeles era una locura, por lo que ordeno a sus hombres que partiesen al mundo de los humanos. Lo que realmente no sabía Mikael es que Azael, poseído por la ira, había ordenado atacar el mundo de los ángeles. Antes de partir dijo una frase a sus comandantes: "La guerra no se ganará por la sabiduría, sino que la guerra se ganará por la locura."

Cuando los ejércitos de Azael llegaron al mundo de los ángeles, la mayor parte de los ángeles se habían  partido hacia el mundo de los humanos, por lo que se produjo una autentica matanza de ángeles. Azael se dividió de su ejército y fue a buscar a Mikael, para tratar de convencerlo, por última vez, o en caso de que no quisiera, para ofrecerle su protección. Cuando lo encontró se encontraba rodeado de otros ángeles que trataban de protegerlo del ataque de alguno de los ángeles oscuros de Azael.

Azael vio como una de las flechas que lanzaba uno de sus hombres, se dirigía directamente al corazón de Mikael, por lo que se teletrasportó delante de Mikael, y paró la flecha con su espalda. En aquel momento cayó al suelo, malherido. Mikael vio caer a su amado al suelo, y se teletrasportó al observatorio, a aquel sitió en el que tan buenos momentos habían pasado, Al llegar depositó a Azael en el suelo, e intentó sanar sus heridas con sus poderes, pero no podía, ya que Azael era un ángel oscuro, y sus poderes curativos no servían con él. Azael, que estaba intentando hablar, consiguió decir unas palabras.

-Mikael...esto es culpa mía.... Déjame marchar....No derrames una lagrima.
-No pienses que voy a abandonarte ahora, has dado la vida por mí, y recuerda, somos dos cuerpos, pero un solo alma.

Azael esbozó una sonrisa, y murió en los brazos de Mikael. Mikael gritó, y rompió a llorar, mientras abrazaba con fuerza a Azael. Él había dado su vida por él, así que Mikael cogió la cabeza de Azael y lo besó. Entonces el tiempo pareció pararse, las ropas de Azael volvieron a ser blancas, su espada comenzó a relucir como poseída por rayos. Azael abrió los ojos, sujetó la cabeza de Mikael y continuó besándolo. Se abrazaron, y después de un rato Azael lo cogió de la mano, lo guió hasta su guarida, y allí planearon el modo de librarse de los demonios.

Azael convocó a su ejército en el infierno, haciéndolos caer en una trampa, y atrapándolos allí para siempre. De este modo Azael y Mikael pudieron gobernar juntos el equilibrio de los mundos. Así pudieron continuar amándose, así el bien y el mal pudieron convivir en armonía, convirtiéndose en un mismo alma, en dos cuerpos distintos, unidos para siempre.

Klaus.


domingo, 8 de marzo de 2015

Capitulo 3: Descubrimiento

Luna miraba una y otra vez aquel sobre, se dio cuenta de que no estaba cerrado, y que podría leerlo, pero no se atrevía, pues no sabía lo que podía encontrar en el interior. Paso un buen rato mirando aquel sobre, y pensando en lo que podría haber escrito en su interior. Cuando quiso mirar el reloj ya era demasiado tarde, por lo que decidió dar un último repaso a su examen y acostarse. Tras acostarse estuvo dándole vueltas a aquel día, a como conoció a aquel chico, ella sentía como no podía apartar la cara de aquel chico de sus pensamientos. Su cabeza siguió pensando en William hasta que se quedó finalmente dormida.

A las nueve de la mañana del día siguiente William se despertó, y miró su móvil, aún no tenía ningún mensaje. Se levanto, se dirigió a la cocina, y se preparó un café. Mientras preparaba aquel café, William no dejaba de darle vueltas a todo lo que había ocurrido en tan poco tiempo, había perdido la oportunidad de poder actuar en aquel festival, aunque también había conocido a aquella chica. Estaba muy frustrado y triste, y necesitaba desahogarse, pensó en mandarle un mensaje a sus compañeros, pero no quería molestarles más con aquel tema. Finalmente se armó de valor, cogió su móvil, y decidió mandarle un mensaje a aquella chica que había conocido:

"Hola Luna! Espero que estés bien, porque sinceramente yo no estoy nada bien, y me gustaría hablar contigo, y si fuese posible querría verte."

Envió aquel mensaje, se puso un chándal, se puso los auriculares, y decidió salir a correr, para despejarse un poco, y quemar sus frustraciones. Cada poco tiempo miraba el móvil para ver si Klaus o Luna le mandaban algún mensaje, pero no recibía noticias de ninguno de ellos. De modo que continuó corriendo un par de horas, hasta que vio que eran las doce de la mañana y volvió a su piso, para asearse y prepararse para ir al conservatorio, aunque no tenía ningunas ganas. Entró a ducharse, y cuando salió ya había obtenido respuesta, tanto de Klaus como de Luna. Klaus le dijo que llegaría esa misma noche a la ciudad. Por su parte Luna le dijo que ella también quería verle, y le dijo que a las 5 de la tarde, podrían quedar, si él podía.

William tenía clase, pero aún así envió un mensaje a Juan y Laura para que lo cubrieran en la clase que tenía de 4 a 6, aunque les dijo que iría  a las clases de después. Tras hablar con ellos, le envió un mensaje a Luna:

"Nos vemos a las 5 en la puerta de mi piso, y si quieres hablamos mientras voy al conservatorio"

A los pocos minutos le llegó la respuesta afirmativa de Luna. Aquello animó un poco a William, que se sentó en el sofá, abrió una bolsa de patatas, una cerveza, abrió la funda de su guitarra, cogió un papel, y se dispuso a componer. Aquella chica le había devuelto un poco de la ilusión que había perdido hacia ya tiempo. Estaba tan concentrado que el tiempo pasó volando, y cuando quiso darse cuenta eran las cinco de la tarde, de modo que salió corriendo, pues seguramente ella le estaría esperando ya. Bajó rápidamente las escaleras, y llego a la puerta exhausto, y justo cuando él abría la puerta llegó Luna.

Juntos se pusieron en camino a conservatorio, y mientras William le contó todo lo que había pasado la tarde anterior en el conservatorio, y como él había perdido. William le dijo que se negaba a ir ya a aquel festival, pues se sentiría humillado si lo hiciese. Luna intentó animarlo, y le dijo que debía ir, que al menos disfrutase de la música, aunque no pudiese actuar en el festival. llegaron a las seis de la tarde al conservatorio, y William, que estaba muchísimo más animado, se despidió de ella dándole un fuerte abrazó. Entró al conservatorio, donde lo esperaban Juan y Laura, y Luna se fue a casa de una compañera, con la que había quedado aquella tarde.

La tarde en el conservatorio se le hizo muy corta a William, quizás por el hecho de que había entrado dos horas tarde, y además aquella tarde estaba muy animado, y todo el mundo lo notaba, incluso sus profesores. Pasadas las siete y media de la tarde miró el móvil, y vio que tenía un mensaje de Klaus, indicándole que llegaría a las diez a la ciudad. William terminó las clases a las nueve, y se dirigió a todo correr a la estación, estaba tan emocionado, que no cayó en la cuenta de que había un autobús que iba desde el conservatorio a la estación de autobuses. Llegó a la estación cuando faltaban cinco minutos para que llegase el bus en el que venía Klaus. Le pareció que el tiempo volaba, y esos cinco minutos se le pasaron muy rápido.

Nada más bajarse del autobús, Klaus corrió hacia William, y le dio un fuerte abrazo, y pusieron camino al piso de William, no sin antes pararse en una tienda  a comprar cerveza y y un poco de ramen .

Mientras todo esto ocurría, Luna llegó a su casa, tras una entretenida tarde con su amiga, y entró en su habitación, estaba cansada y confusa por ese abrazo que William le había dado. Vio el sobre de William sobre su mesa, y volvió a mirarlo, no podía aguantar más las ganas de saber lo que ponía, así que lo cogió, lo abrió, y comenzó a leer aquella carta. Sin duda era una emotiva carta, pero lo que más le impactó fue el final:

"Así termino, sabiendo que nadie leerá esto, que a nadie le interesa lo que aquí pone, ni lo que yo siento. Solamente pido que si alguien leyese esto y lo comprendiese, solo pido que me abrace, que me recuerde, que me quiera."