Salió de casa poco después de las once de la noche, cuando sus padres hubieron partido a un viaje que debían hacer. Dani comenzó a caminar, iluminado únicamente por una pequeña linterna, pero aún así conocía muy bien aquel bosque. Cuando llegó a aquel claro se sentó en una de las grandes piedras que allí había. Abrió una lata de refresco de frambuesa y comenzó a beberlo, mirando al cielo, dándose cuenta de que poco a poco se estaban yendo las nubes. Estaba concentrado, mirando el cielo y pensando en que estaría una semana solo, sin sus padres, cuando de repente escuchó un grito de dolor. Se dirigió al otro lado del claro, y al llegar vio a un chico, algo mayor que el, tirado en el suelo, con una profunda herida en la pierna. Se acercó para ayudarlo, pero el otro chico no quería. Finalmente Dani consiguió convencer a aquel chico, lo llevo a una zona del claro donde había una piedra de mayor tamaño que ninguna, le dio un trago de su refresco, y se dispuso a mirar la herida que tenía en la pierna. Poco a poco las nubes se disipaban. Sacó agua para curar la herida de aquel chico, y al echarla sobre la herida aquel chico aulló de dolor.
Dani paró de echar agua, y no por los gritos de dolor, sino porque a aquel chico le estaba creciendo pelo por todo el cuerpo de una forma muy rápida. Dani se asustó y retrocedió, con tan mala suerte que cayó al suelo. Al caer vio que las nubes se habían ido completamente dejando a la vista la luna, que aquel día era llena. Antes de poder reaccionar un lobo, se había echado sobre él. Dani se giró en el momento justo, y evitó que el lobo le mordiese en el cuello y lo matase. No obstante el lobo le mordió en el brazo. Dani cogió una navaja que tenía y la clavó a aquel lobo, dándole en la base de la cabeza, matándolo en el acto. al caer al suelo, aquel lobo volvió a convertirse en el chico herido. Dani estab asustado, así que cogió la navaja con la que había matado a aquel lobo y huyó corriendo del lugar. Estaba muy confuso, pues quizás aquel chico era un hombre lobo, o quizás había asesinado a un chico en un ataque de locura.
Llegó a casa, se lavó la herida y después se la curó. Se sentía extraño, pues aquella herida no le dolía, ni siquiera cuando se curó. Se acostó molesto, pues estaba confuso, y además había recibido un mensaje de la chica que le gustaba, diciéndole que el día siguiente iría a casa de Dani. A la mañana siguiente Dani despertó, seguía muy confuso por lo pasado la noche anterior, pero aún ocurriría algo que lo dejaría más confuso. Al mirarse el brazo donde tenía la herida, descubrió que ya no estaba. Estaba demasiado confuso, no tenía ni un rasguño, pero en las sábanas aún había restos de su propia sangre. No había salido aún de su asombro cuando sonó el timbre, abrió la puerta, y vio que Marta, la chica que le gustaba ya había llegado.
La hizo pasar, y le contó todo lo que había sucedido la noche anterior. Marta no creía las palabras que Dani le decía, y no se lo creyó hasta que este le enseño la navaja de plata, ensangrentada y las sábanas manchadas de sangre. Ella le pidió que le enseñase el cuerpo del otro chico, y que cogiese una pala, pues dejar el cuerpo en la superficie podía ser peligroso. Ambos salieron de camino hasta aquel claro, y poco después habían llegado. Al llegar descubrieron que no había ningún resto de lo ocurrido la noche anterior, solamente unos rastros de sangre, muy dispersos. Dani no podía salir de su asombro, y pensó que Marta se enfadaría con él, pero no fue así. Marta le dijo que a ella le encantaban las historias de hombres lobo, y que aquello había sido algo que a ella le había gustado, le parecía una buena broma. Después volvieron a casa, donde tomaron unas cervezas, y cuando estaban algo contentos se besaron, y comenzaron aquel día su relación.
Todo les fue fenomenal hasta la siguiente noche en la que hubo luna llena. Habían terminado el curso y se encontraban de vacaciones, por lo que decidieron pasar la noche en un camping, que se encontraba en un monte cercano, junto a otra pareja. Llegaron, prepararon las tiendas en las que iban a dormir, y decidieron ir a dar un largo paseo. Encontraron un arroyo cercano, en el cual había una poza, en la que se bañaron y estuvieron hasta que anocheció. Decidieron volver, pero sin prisa pues habían llevado comida, y la habían tomado antes de salir de vuelta al camping. Pronto la noche cayó sobre ellos, y con ella el reino de la luna, una luna que aquella noche relucía esplendida. Todo parecía idílico hasta que finalmente abandonaron la arboleda que estaban atravesando, y los plateados rayos de la luna tocaron la morena piel de Dani. Entonces cayó al suelo y comenzó a convulsionarse, y todo su cuerpo empezó a llenarse de pelos, sus manos se transformaron en garras y su boca en un afilado hocico de lobo. El cambio se había completado finalmente.
Cuando ocurrió esto Marta se acordó de lo que había sucedido el día que fue a casa de Dani. Ella gritó a la otra pareja para que se marchasen con rapidez del lugar mientras que ella se agachaba, y sujetando a su chico, ahora transformado en lobo, intentaba evitar que la transformación se completase. Pero aquello fue inútil, la transformación ya había culminado. La otra pareja, que había ignorado las palabras de Marta, y contemplaban aquella escena con estupor, contemplaron como aquel lobo golpeaba a Marta, y la tiraba contra un árbol. Intentaron escapar, pero ya era demasiado tarde, corrieron pero Dani alcanzó primero a la chica, matándola tras clavarle las garras en el cuello, dejándola allí, desangrándose. Después dio caza al otro chico, y empujándole contra un árbol lo mató, pues una rama atravesó el corazón de aquel desgraciado e incauto chico.
Aquel lobo, que minutos antes había sido Dani, volvió en busca de la tercera de sus victimas, Marta. Cuando llegó la encontró en el suelo, muerta de miedo, y sin poder moverse, pues cuando la arrojó le había partido la pierna. Se acercó a ella con intención de matarla y después alimentarse de su carne, pero cuando fue a matarla vio algo en los ojos de aquella chica que lo detuvo. Los ojos de Marta estaban brillando con miedo, pero también mostraban una tristeza y un amor por Dani, su chico, que ahora se encontraba bajo aquella maldición. Marta estaba cada vez más asustada, pues aquel lobo se acercaba a ella, y de repente, con una de sus garras agarró firmemente la cabeza de la chica y la arrimó a su boca. Marta notó que aquel sería su fin. Pero el lobo, que no había dejado de ser Dani, aunque muy en el interior, le mordió el labio, rompiéndolo, pero sin causar grandes daños a Marta. Y después la arrastró hasta el camping en el que estaban, tras lo cual huyó a la profundidad del bosque.
Al día siguiente Dani llegó al campamento desorientado, pues no recordaba nada de la noche anterior, corrió hacia la tienda donde estaba Marta, y se la encontró tumbada, dolorida, con la pierna partida y el labio roto. Dani llamó a una ambulancia, y le preguntó a Marta acerca de la noche anterior, a lo que ella le respondió con todo lujo de detalles. Dani estaba destrozado, pues había matado a sus mejores amigos, y había herido a su chica. Le explicó que se iría al campo, lejos de la civilización para no volver a herir a nadie, y ella insistió en ir con él, pues a fin de cuentas, la había mordido, y la había convertido en licantropo también. Él acepto, aunque muy a su pesar, y cuando Marta hubo abandonado el Hospital, se dirigieron a un bosque que había bastante lejos, y al que apenas iba gente, y casi nunca por la noche.
Tiempo después la luna, caprichosa arbitra de esta historia, decidió que era el momento propicio de que se produjese una nueva luna llena. Cuando Dani y Marta vieron aquella luna, y justo en el momento en el que ella los azotaba con sus pálidos rayos plateados, se besaron. Al hacer aquello sus almas quedaron unidas para siempre, y se transformaron en lobos, lobos que solamente recuperan su forma humana cuando se produce luna llena. Y según cuenta la leyenda, solamente podrán abandonar este juramento cuando la luna, justa juez del amor, lo decida.
La hizo pasar, y le contó todo lo que había sucedido la noche anterior. Marta no creía las palabras que Dani le decía, y no se lo creyó hasta que este le enseño la navaja de plata, ensangrentada y las sábanas manchadas de sangre. Ella le pidió que le enseñase el cuerpo del otro chico, y que cogiese una pala, pues dejar el cuerpo en la superficie podía ser peligroso. Ambos salieron de camino hasta aquel claro, y poco después habían llegado. Al llegar descubrieron que no había ningún resto de lo ocurrido la noche anterior, solamente unos rastros de sangre, muy dispersos. Dani no podía salir de su asombro, y pensó que Marta se enfadaría con él, pero no fue así. Marta le dijo que a ella le encantaban las historias de hombres lobo, y que aquello había sido algo que a ella le había gustado, le parecía una buena broma. Después volvieron a casa, donde tomaron unas cervezas, y cuando estaban algo contentos se besaron, y comenzaron aquel día su relación.
Todo les fue fenomenal hasta la siguiente noche en la que hubo luna llena. Habían terminado el curso y se encontraban de vacaciones, por lo que decidieron pasar la noche en un camping, que se encontraba en un monte cercano, junto a otra pareja. Llegaron, prepararon las tiendas en las que iban a dormir, y decidieron ir a dar un largo paseo. Encontraron un arroyo cercano, en el cual había una poza, en la que se bañaron y estuvieron hasta que anocheció. Decidieron volver, pero sin prisa pues habían llevado comida, y la habían tomado antes de salir de vuelta al camping. Pronto la noche cayó sobre ellos, y con ella el reino de la luna, una luna que aquella noche relucía esplendida. Todo parecía idílico hasta que finalmente abandonaron la arboleda que estaban atravesando, y los plateados rayos de la luna tocaron la morena piel de Dani. Entonces cayó al suelo y comenzó a convulsionarse, y todo su cuerpo empezó a llenarse de pelos, sus manos se transformaron en garras y su boca en un afilado hocico de lobo. El cambio se había completado finalmente.
Cuando ocurrió esto Marta se acordó de lo que había sucedido el día que fue a casa de Dani. Ella gritó a la otra pareja para que se marchasen con rapidez del lugar mientras que ella se agachaba, y sujetando a su chico, ahora transformado en lobo, intentaba evitar que la transformación se completase. Pero aquello fue inútil, la transformación ya había culminado. La otra pareja, que había ignorado las palabras de Marta, y contemplaban aquella escena con estupor, contemplaron como aquel lobo golpeaba a Marta, y la tiraba contra un árbol. Intentaron escapar, pero ya era demasiado tarde, corrieron pero Dani alcanzó primero a la chica, matándola tras clavarle las garras en el cuello, dejándola allí, desangrándose. Después dio caza al otro chico, y empujándole contra un árbol lo mató, pues una rama atravesó el corazón de aquel desgraciado e incauto chico.
Aquel lobo, que minutos antes había sido Dani, volvió en busca de la tercera de sus victimas, Marta. Cuando llegó la encontró en el suelo, muerta de miedo, y sin poder moverse, pues cuando la arrojó le había partido la pierna. Se acercó a ella con intención de matarla y después alimentarse de su carne, pero cuando fue a matarla vio algo en los ojos de aquella chica que lo detuvo. Los ojos de Marta estaban brillando con miedo, pero también mostraban una tristeza y un amor por Dani, su chico, que ahora se encontraba bajo aquella maldición. Marta estaba cada vez más asustada, pues aquel lobo se acercaba a ella, y de repente, con una de sus garras agarró firmemente la cabeza de la chica y la arrimó a su boca. Marta notó que aquel sería su fin. Pero el lobo, que no había dejado de ser Dani, aunque muy en el interior, le mordió el labio, rompiéndolo, pero sin causar grandes daños a Marta. Y después la arrastró hasta el camping en el que estaban, tras lo cual huyó a la profundidad del bosque.
Al día siguiente Dani llegó al campamento desorientado, pues no recordaba nada de la noche anterior, corrió hacia la tienda donde estaba Marta, y se la encontró tumbada, dolorida, con la pierna partida y el labio roto. Dani llamó a una ambulancia, y le preguntó a Marta acerca de la noche anterior, a lo que ella le respondió con todo lujo de detalles. Dani estaba destrozado, pues había matado a sus mejores amigos, y había herido a su chica. Le explicó que se iría al campo, lejos de la civilización para no volver a herir a nadie, y ella insistió en ir con él, pues a fin de cuentas, la había mordido, y la había convertido en licantropo también. Él acepto, aunque muy a su pesar, y cuando Marta hubo abandonado el Hospital, se dirigieron a un bosque que había bastante lejos, y al que apenas iba gente, y casi nunca por la noche.
Tiempo después la luna, caprichosa arbitra de esta historia, decidió que era el momento propicio de que se produjese una nueva luna llena. Cuando Dani y Marta vieron aquella luna, y justo en el momento en el que ella los azotaba con sus pálidos rayos plateados, se besaron. Al hacer aquello sus almas quedaron unidas para siempre, y se transformaron en lobos, lobos que solamente recuperan su forma humana cuando se produce luna llena. Y según cuenta la leyenda, solamente podrán abandonar este juramento cuando la luna, justa juez del amor, lo decida.