Hola a todas y a todos:
Hoy no os traigo un relato, hoy os traigo una reflexión, una reflexión que se resume en esta pregunta, corta, pero no por ello sencilla: ¿Qué es la historia?.
Llevo cuatro años haciéndome esta pregunta, y a día de hoy no tengo aún una respuesta que me satisfaga. Obviamente todos sabemos que la historia nos muestra como funcionaban y como se desarrollaron las sociedades pasadas y las sociedades actuales. Pero el problema que mi mente se plantea es si realmente la historia es como nos la habían contado, o si nos han tomado el pelo.
Algo que no se puede negar es que la historia ha sido, desde hace muchos siglos, un poderoso arma que el poder ha utilizado para legitimar su poder y para legitimar sus acciones. En los últimos tiempos la historia, y el historiador, han sufrido un declive en su visión social. Mucho se ha dicho que el trabajo de los historiadores consistía en contar patrañas, y se ha dicho que nuestro trabajo es inferior al de los "científicos" al uso. Cierto es que no utilizamos formulas matemáticas, ni que podemos utilizar reglas generales, pero yo os pregunto: ¿Se pueden utilizar reglas generales para explicar comportamientos mentales de millones de personas, que viven en lugares bien distantes y bien diferentes?.
Cierto es que a día de hoy la historia que se enseña en los colegios e institutos es una historia adulterada, una historia que solo refleja lo que aquellos que realizan los libros de texto quieren. No es de extrañar que los chicos y las chicas de hoy en día no sean conscientes, realmente, de sus orígenes y de su propio pasado. Como historiador, es indignante que lleguen testimonios de profesores de historia en institutos, que nos indiquen, que hay una serie de términos, conceptos y temas no se puedan explicar. No es porque vayan contra la dignidad de algunas personas o de algunos grupos sociales, es porque pueden hacer que los jóvenes de hoy día adquieran una visión critica de la realidad social en la que viven y eso no les resulta agradable, ya que podrían dejar de obedecer con los ojos cerrados a aquellos que dirigen esta sociedad.
¿Qué es la historia? Creo que esa no es la pregunta correcta, sino que realmente la respuesta correcta sería: ¿Qué quieren que sea la historia?¿La historia está escrita por los historiadores, o lo que nos narran los "historiadores" es lo que quieren que nos creamos?.
Para terminar está breve reflexión me gustaría dirigirme en primer lugar a mis compañeros historiadores. A vosotros, compañeros míos, os quiero pedir que no os dejéis comprar por nadie, que escribáis historia, no cuentos. También me gustaría dirigirme a los estudiantes, sobretodo a los estudiantes de instituto, no permitáis que os engañen, se que estudiar no es divertido, ni lo que más os apasiones, pero preguntad siempre, id más allá de lo que ponen los libros, y así seréis más críticos, y más difícil será que os engañen. No os dejéis engañar, vosotros sois el futuro, nosotros los que debemos arrojar luz al pasado.
Espero haber provocado que vuestra mente reflexiones sobre este tema, y espero vuestros comentarios, y vuestras respuesta a esta eterna pregunta: ¿Qué es la historia?
viernes, 30 de enero de 2015
sábado, 24 de enero de 2015
Capitán Takkar
La historia que aquí voy a narrar no es más que un relato, por lo que su valor histórico es inexistente.
Corría el año 1741, un siglo después de que se produjese la Gran Rebelión, como así conocían en aquella pequeña aldea, que se encontraba a dos días de viaje de Cork, a la Rebelión de 1641. En aquella pequeña aldea vivía un pequeño granjero, que pasaba desapercibido, pero nadie se imaginaba que aquel granjero pasaría a la historia.
Aquel granjero, cuyo nombre era Takkar, tenía unas prosperas tierras, estaba casado y tenía un hijo. En general las tierras de aquella región eran muy prosperas, y sus rendimientos eran muy altos, por lo que desde hacía mucho tiempo los grandes propietarios, de origen inglés aspiraban a conseguir esas tierras. Cierta mañana del mes de marzo de aquel año, llegó a la aldea un jinete, que por sus vestiduras supieron que era un mensajero oficial llegado desde Cork. Este jinete, sin bajarse de su caballo, abrió un pergamino que llevaba y leyó en voz alta y de un modo muy solemne:
"Por orden de la Autoridad de Cork, en nombre del gobierno de su Majestad se hace saber que todas estas tierras, y los que en ellas habitan quedan bajo control de los colonos ingleses que a esta tierra llegaron, y por la misma orden todos los títulos de propiedad quedan anulados en beneficio de esos citados colonos."
Tras leer esto, tiró el pergamino al suelo, con aires de superioridad, y se marcho del lugar cabalgando a gran velocidad. Cuando todo esto ocurrió en la plaza de aquella aldea solo habían unas pocas mujeres y unos niños, entre ellos el joven Gael, el hijo de Takkar. Gael y sus amigos cogieron aquel pergamino y corrieron en busca de sus padres, que se encontraban reunidos en un campo charlando sobre unos problemas con las semillas. Gael y sus amigos contaron con todo lujo de detalles lo que habia ocurrido en la plaza de la aldea, y le dieron el pergamino a uno de los hombres para que vieran que realmente no era una mentira. Takkar y el resto de los campesinos se quedaron parados, sin saber como reaccionar, puesto que aquel papel, que los sometía a un señor británico tenia estampado el sello real. dejaron lo que estaban haciendo y comenzaron a caminar hacia la aldea cuando de repente escucharon el galope de varios jinetes, por lo que aligeraron el paso y pronto llegaron a la aldea.
Cuando llegaron vieron a toda una serie de jinetes entre los que destacaba uno, por la pomposidad de sus vestiduras, y por la decoración sobrecargada de su caballo. Cuando todos se encontraron en aquella plaza, Aquel pomposo Lord inglés se adelanto, y con voz solemne anuncio:
-Dado que soy un hombre temeroso de Dios, y una persona magnánima, no os echaré de vuestras casas, de hecho el único cambio en vuestras vidas va a ser el hecho de que las tierras serán mías, al igual que el molino y el pozo, así como todos los animales, por lo que os cobraré un impuesto por usar mis propiedades, y os venderé mis animales, que vosotros me habéis criado.
Terminó de decir aquellas palabras y se marchó, dejando en aquella aldea a dos de sus soldados, encargados de terminar de dar a los aldeanos las explicaciones. Tardaron varias horas en terminar esa discusión que fue muy tensa y acalorada. Lo que aquel "Lord" había dicho en aquellas palabras conciliadoras era engañoso, pues los impuestos que debían pagar eran muy elevados, y no podrían hacer frente a esos impuestos durante mucho tiempo. Ninguno de aquellos aldeanos descansaron aquella noche, y acabaron en casa de Pádraig y allí hablaron hasta el amanecer de la nueva vida que les esperaban. Gael y sus amigos no eran conscientes de la nueva situación que iban a vivir, pero pronto comprenderían que sus años de juventud terminarían por culpa de aquel tirano.
Cada vez aquellos aldeanos tenían menos comida para comer, pues el poco grano que tenían lo gastaban en los impuestos, por lo que apenas tenían para ellos, y además cada vez los impuestos que debían pagar eran mayores. Todos se vieron obligados a trabajar, desde los más mayores hasta lo más jóvenes, pero esa situación pronto se haría totalmente insoportable, y estallaría. La chispa que encendió la mecha sucedió una tarde de junio, aquella tarde los soldados de aquel tirano propietario de las tierras fueron a cobrar los impuestos, y todo fue como de costumbre, hasta que llegó el turno de Pádraig, que no tenía grano suficiente para pagar. Los soldados se dispusieron a azotarlo públicamente como escarmiento para los aldeanos, pero entonces Takkar, que en su juventud había llegado a ser Capitán de una sección del ejercito de Dublin, se puso delante de los soldados e impidió que lo azotaran. Los soldados pegaron una paliza a Takkar hasta dejarlo inconsciente, terminaron de recoger los impuestos y se fueron. Pádraig y el resto de aldeanos ayudaron a Takkar, pero cuando Takkar despertó, su cara, que estaba ensangrentada, esbozó una sonrisa, y pidió a todos que por la noche se encontraran en la casa de Pádraig.
Por la noche, cuando todos se encontraban en casa de Pádraig, Takkar tomó la palabra, y lanzó un discurso, diciendole a sus compañeros que la única solución que tenían para que ellos y sus tierras quedasen libres era expulsar a todos los ingleses. Algunos dijeron de matar solamente a ese señor, pero Takkar les dijo que después de ese, vendrían otros, que la única solución posible es que Irlanda quedase libre de ingleses. Cuando todos aceptaron la hipótesis de Takkar, este les dirigió a su almacén, donde encontró un montón de armas, que Takkar había guardado de su época de soldado.
Al amanecer del siguiente día Takkar y los demás partieron desde aquella aldea camino a Cork. Fueron parando en cada uno de los pueblos y aldeas que encontraron, y llegaron a formar un pequeño ejercito, con el que pretendían invadir Cork y expulsar a los ingleses de su Isla. Pádraig era, junto con Takkar, el único que había estado en el ejército, de hecho fue allí donde conoció a Takkar. Tres días después de salir de la aldea llegaron a las inmediaciones de Cork, y decidieron esperar unos días para atacar la ciudad. En esos días se dedicaron a atacar a los comerciantes y soldados ingleses que salían o entraban en aquella ciudad.
Las noticias de aquellos ataques llegaron a Cork tan pronto como se produjeron, y el miedo fue cundiendo entre los miembros de la comunidad inglesa. Las autoridades de Cork decidieron actuar contra ese grupo de rebeldes que amenazaban su tiranía sobre la Isla. Prepararon un ejercito bastante superior al de Takkar, tanto en hombres como en material. La lucha estaba preparada, y la batalla se produjo en un llano cercano a Cork, el día 22 de agosto.
Nada más comenzar la lucha las tropas de Takkar se vieron superadas por el ejercito ocupador, y el desanimo cundió entre los hombres de Takkar, pero aún así intentaron mantener las posiciones. Los soldados de Takkar estaban mal preparados, y solo los cercanos a él y a Pádraig defendían bien sus posiciones, sin dejarse arrollar por las tropas inglesas. La batalla dió un vuelco cuando el arma de Takkar se rompió, en ese momento desenvainó su espada y cargó contra el general ingles, hiriendoló a él y matando a muchos otros, pero fue alcanzadó por un proyectil, por lo que no pudo acabar con el general inglés. Pádraig, al ver a Takkar herido corrió hacia el, y apoyó la cabeza de este en su rodilla. Ambos sabían que aquella sería su última conversación. Pádraig tenía un nudo en el estómago, y no podía hablar, así que Takkar tomó la palabra, aunque su voz cada vez era más débil:
-Pádraig quiero que digas estas palabras a mi hijo y a todos los irlandeses de corazón. No lloréis mi muerte, llorad porque Éire sigue dominada por la tiranía, llorad por ella no por mi. Desde hace mucho tiempo lucho porque Irlanda pueda volver a ser verde y libre, lucho porque sus hijos no se vean sometidos a un pesado yugo, pero odio luchar, y odio a los ingleses por hacerme luchar, por haber provocado que haya lanzado a estos chicos a la muerte. Me hubiese gustado tener un poco de paz en la vida, porque esta guerra resulta ya muy larga, mucho desde la Gran Rebelión. Dile a mi hijo y a mi esposa que los he amados más que a Irlanda, que mi último pensamiento es en ellos. Irlanda debe ser libre, Irlanda debe ser verde, Irlanda debe.
No terminó esa última frase, pues Dios lo había convocado a su presencia. Allí yacía, con un viejo casco y su espada bien sujeta en la mano. Pádraig se encontraba de rodillas, con la cabeza de Takkar en sus rodillas. Lloró un momento sobre el cuerpo de su amigo, después de lo cual miró a su alrededor, aquella batalla estaba perdida, y sus hombres huían despavoridos, decidió coger el casco de su amigo y su espada, y junto con otros dos chicos de su aldea, comenzó su huida.
Tardaron dos días en llegar a la aldea. Una vez llegaron dieron la triste noticia de la derrota y de la muerte del Capitán Takkar. Pádraig dio a Gael la espada y el casco de su padre, y después corrió y abrazó a su propia hija, Erin. Pádraig traslado a todos las últimas palabras de Takkar que habían quedado marcadas a fuego en su mente. A la mañana siguiente, y siguiendo las instrucciones de Pádraig todos abandonaron la aldea y pusieron rumbo al norte, ka mayoría fueron a la zona de Belfast, pero otros (Como Pádraig y su familia, y la familia de Takkar) se quedaron en Dublín. Pádraig acogió entre su familia a Gael y a su madre. Con el paso de los años los padres de Erin y la madre de Gael fallecieron, y ellos decidieron casarse y tener hijos. Finalmente esta familia prosperó y se asentaron en Dublín para siempre, con una tradición, el padre, en el lecho de muerte, le entregaba a su hijo el casco y la espada de Takkar.
Cientos de años después de aquello, el 24 de Abril de 1916, un joven irlandés, heredero de Erin y Gael, preparando sus ropas y su fusil para luchar contra los tiranos que llevaban sometiéndolos cientos de años. Mientras preparaba todo lo que necesitaba observaba la vieja espada y el viejo casco del Capitán Takkar. Y pensando en las palabras del capitán Takkar se dirigió a luchas en el nombre de aquellas generaciones muertas.
Corría el año 1741, un siglo después de que se produjese la Gran Rebelión, como así conocían en aquella pequeña aldea, que se encontraba a dos días de viaje de Cork, a la Rebelión de 1641. En aquella pequeña aldea vivía un pequeño granjero, que pasaba desapercibido, pero nadie se imaginaba que aquel granjero pasaría a la historia.
Aquel granjero, cuyo nombre era Takkar, tenía unas prosperas tierras, estaba casado y tenía un hijo. En general las tierras de aquella región eran muy prosperas, y sus rendimientos eran muy altos, por lo que desde hacía mucho tiempo los grandes propietarios, de origen inglés aspiraban a conseguir esas tierras. Cierta mañana del mes de marzo de aquel año, llegó a la aldea un jinete, que por sus vestiduras supieron que era un mensajero oficial llegado desde Cork. Este jinete, sin bajarse de su caballo, abrió un pergamino que llevaba y leyó en voz alta y de un modo muy solemne:
"Por orden de la Autoridad de Cork, en nombre del gobierno de su Majestad se hace saber que todas estas tierras, y los que en ellas habitan quedan bajo control de los colonos ingleses que a esta tierra llegaron, y por la misma orden todos los títulos de propiedad quedan anulados en beneficio de esos citados colonos."
Tras leer esto, tiró el pergamino al suelo, con aires de superioridad, y se marcho del lugar cabalgando a gran velocidad. Cuando todo esto ocurrió en la plaza de aquella aldea solo habían unas pocas mujeres y unos niños, entre ellos el joven Gael, el hijo de Takkar. Gael y sus amigos cogieron aquel pergamino y corrieron en busca de sus padres, que se encontraban reunidos en un campo charlando sobre unos problemas con las semillas. Gael y sus amigos contaron con todo lujo de detalles lo que habia ocurrido en la plaza de la aldea, y le dieron el pergamino a uno de los hombres para que vieran que realmente no era una mentira. Takkar y el resto de los campesinos se quedaron parados, sin saber como reaccionar, puesto que aquel papel, que los sometía a un señor británico tenia estampado el sello real. dejaron lo que estaban haciendo y comenzaron a caminar hacia la aldea cuando de repente escucharon el galope de varios jinetes, por lo que aligeraron el paso y pronto llegaron a la aldea.
Cuando llegaron vieron a toda una serie de jinetes entre los que destacaba uno, por la pomposidad de sus vestiduras, y por la decoración sobrecargada de su caballo. Cuando todos se encontraron en aquella plaza, Aquel pomposo Lord inglés se adelanto, y con voz solemne anuncio:
-Dado que soy un hombre temeroso de Dios, y una persona magnánima, no os echaré de vuestras casas, de hecho el único cambio en vuestras vidas va a ser el hecho de que las tierras serán mías, al igual que el molino y el pozo, así como todos los animales, por lo que os cobraré un impuesto por usar mis propiedades, y os venderé mis animales, que vosotros me habéis criado.
Terminó de decir aquellas palabras y se marchó, dejando en aquella aldea a dos de sus soldados, encargados de terminar de dar a los aldeanos las explicaciones. Tardaron varias horas en terminar esa discusión que fue muy tensa y acalorada. Lo que aquel "Lord" había dicho en aquellas palabras conciliadoras era engañoso, pues los impuestos que debían pagar eran muy elevados, y no podrían hacer frente a esos impuestos durante mucho tiempo. Ninguno de aquellos aldeanos descansaron aquella noche, y acabaron en casa de Pádraig y allí hablaron hasta el amanecer de la nueva vida que les esperaban. Gael y sus amigos no eran conscientes de la nueva situación que iban a vivir, pero pronto comprenderían que sus años de juventud terminarían por culpa de aquel tirano.
Cada vez aquellos aldeanos tenían menos comida para comer, pues el poco grano que tenían lo gastaban en los impuestos, por lo que apenas tenían para ellos, y además cada vez los impuestos que debían pagar eran mayores. Todos se vieron obligados a trabajar, desde los más mayores hasta lo más jóvenes, pero esa situación pronto se haría totalmente insoportable, y estallaría. La chispa que encendió la mecha sucedió una tarde de junio, aquella tarde los soldados de aquel tirano propietario de las tierras fueron a cobrar los impuestos, y todo fue como de costumbre, hasta que llegó el turno de Pádraig, que no tenía grano suficiente para pagar. Los soldados se dispusieron a azotarlo públicamente como escarmiento para los aldeanos, pero entonces Takkar, que en su juventud había llegado a ser Capitán de una sección del ejercito de Dublin, se puso delante de los soldados e impidió que lo azotaran. Los soldados pegaron una paliza a Takkar hasta dejarlo inconsciente, terminaron de recoger los impuestos y se fueron. Pádraig y el resto de aldeanos ayudaron a Takkar, pero cuando Takkar despertó, su cara, que estaba ensangrentada, esbozó una sonrisa, y pidió a todos que por la noche se encontraran en la casa de Pádraig.
Por la noche, cuando todos se encontraban en casa de Pádraig, Takkar tomó la palabra, y lanzó un discurso, diciendole a sus compañeros que la única solución que tenían para que ellos y sus tierras quedasen libres era expulsar a todos los ingleses. Algunos dijeron de matar solamente a ese señor, pero Takkar les dijo que después de ese, vendrían otros, que la única solución posible es que Irlanda quedase libre de ingleses. Cuando todos aceptaron la hipótesis de Takkar, este les dirigió a su almacén, donde encontró un montón de armas, que Takkar había guardado de su época de soldado.
Al amanecer del siguiente día Takkar y los demás partieron desde aquella aldea camino a Cork. Fueron parando en cada uno de los pueblos y aldeas que encontraron, y llegaron a formar un pequeño ejercito, con el que pretendían invadir Cork y expulsar a los ingleses de su Isla. Pádraig era, junto con Takkar, el único que había estado en el ejército, de hecho fue allí donde conoció a Takkar. Tres días después de salir de la aldea llegaron a las inmediaciones de Cork, y decidieron esperar unos días para atacar la ciudad. En esos días se dedicaron a atacar a los comerciantes y soldados ingleses que salían o entraban en aquella ciudad.
Las noticias de aquellos ataques llegaron a Cork tan pronto como se produjeron, y el miedo fue cundiendo entre los miembros de la comunidad inglesa. Las autoridades de Cork decidieron actuar contra ese grupo de rebeldes que amenazaban su tiranía sobre la Isla. Prepararon un ejercito bastante superior al de Takkar, tanto en hombres como en material. La lucha estaba preparada, y la batalla se produjo en un llano cercano a Cork, el día 22 de agosto.
Nada más comenzar la lucha las tropas de Takkar se vieron superadas por el ejercito ocupador, y el desanimo cundió entre los hombres de Takkar, pero aún así intentaron mantener las posiciones. Los soldados de Takkar estaban mal preparados, y solo los cercanos a él y a Pádraig defendían bien sus posiciones, sin dejarse arrollar por las tropas inglesas. La batalla dió un vuelco cuando el arma de Takkar se rompió, en ese momento desenvainó su espada y cargó contra el general ingles, hiriendoló a él y matando a muchos otros, pero fue alcanzadó por un proyectil, por lo que no pudo acabar con el general inglés. Pádraig, al ver a Takkar herido corrió hacia el, y apoyó la cabeza de este en su rodilla. Ambos sabían que aquella sería su última conversación. Pádraig tenía un nudo en el estómago, y no podía hablar, así que Takkar tomó la palabra, aunque su voz cada vez era más débil:
-Pádraig quiero que digas estas palabras a mi hijo y a todos los irlandeses de corazón. No lloréis mi muerte, llorad porque Éire sigue dominada por la tiranía, llorad por ella no por mi. Desde hace mucho tiempo lucho porque Irlanda pueda volver a ser verde y libre, lucho porque sus hijos no se vean sometidos a un pesado yugo, pero odio luchar, y odio a los ingleses por hacerme luchar, por haber provocado que haya lanzado a estos chicos a la muerte. Me hubiese gustado tener un poco de paz en la vida, porque esta guerra resulta ya muy larga, mucho desde la Gran Rebelión. Dile a mi hijo y a mi esposa que los he amados más que a Irlanda, que mi último pensamiento es en ellos. Irlanda debe ser libre, Irlanda debe ser verde, Irlanda debe.
No terminó esa última frase, pues Dios lo había convocado a su presencia. Allí yacía, con un viejo casco y su espada bien sujeta en la mano. Pádraig se encontraba de rodillas, con la cabeza de Takkar en sus rodillas. Lloró un momento sobre el cuerpo de su amigo, después de lo cual miró a su alrededor, aquella batalla estaba perdida, y sus hombres huían despavoridos, decidió coger el casco de su amigo y su espada, y junto con otros dos chicos de su aldea, comenzó su huida.
Tardaron dos días en llegar a la aldea. Una vez llegaron dieron la triste noticia de la derrota y de la muerte del Capitán Takkar. Pádraig dio a Gael la espada y el casco de su padre, y después corrió y abrazó a su propia hija, Erin. Pádraig traslado a todos las últimas palabras de Takkar que habían quedado marcadas a fuego en su mente. A la mañana siguiente, y siguiendo las instrucciones de Pádraig todos abandonaron la aldea y pusieron rumbo al norte, ka mayoría fueron a la zona de Belfast, pero otros (Como Pádraig y su familia, y la familia de Takkar) se quedaron en Dublín. Pádraig acogió entre su familia a Gael y a su madre. Con el paso de los años los padres de Erin y la madre de Gael fallecieron, y ellos decidieron casarse y tener hijos. Finalmente esta familia prosperó y se asentaron en Dublín para siempre, con una tradición, el padre, en el lecho de muerte, le entregaba a su hijo el casco y la espada de Takkar.
Cientos de años después de aquello, el 24 de Abril de 1916, un joven irlandés, heredero de Erin y Gael, preparando sus ropas y su fusil para luchar contra los tiranos que llevaban sometiéndolos cientos de años. Mientras preparaba todo lo que necesitaba observaba la vieja espada y el viejo casco del Capitán Takkar. Y pensando en las palabras del capitán Takkar se dirigió a luchas en el nombre de aquellas generaciones muertas.
jueves, 22 de enero de 2015
HILO ROJO
Es por todos conocida la vieja leyenda que habla del hilo rojo, pero esto que aquí os cuento es la prueba verdadera de que esta vieja leyenda es verdad:
Lucas iba corriendo hacia un pub llamado "Dubliners", cada vez corría más rápido pues allí le estaba esperando Andrea, la única chica para la que Lucas tenía ojos, y ella odiaba que él llegará tarde, aunque viniese de clase.
Desde que comenzó a salir con aquella chica la vida de Lucas había entrado en un mundo de decadencia y alcohol, y poco a poco se vio solo, sin más apoyo que Andrea, la única persona en la que él confiaba. Desde que vio a Andrea, una chica morena, adicta al rap y al alcohol, pero desde luego una de las más guapas chicas que él había conocido. Era una chica con un carácter muy fuerte, además quería que siempre la trataran como a una princesa. En cambio ella trataba al resto como si se trataran de mierda, los humillaba y los pisoteaba sin preocuparle lo más mínimo lo que pensaran. Lucas, desde que comenzó a salir con ella, había sido la persona a la que peor trataba Andrea. Lucas, por su parte, era un chico alto, moreno, rockero, y una persona con grandes ideales y principios, pero se encontraba demasiado enamorado de Andrea como para atreverse a llevarle la contraria en nada.
Lucas llegó cinco minutos tarde, y cuando entro a aquel pub encontró a Andrea sentada en una mesa, mirando a la puerta con cara de enfado. Llevaban sin verse cinco días, porque ella no había estado en la ciudad. Él se acercó a la mesa, fue a besarla y ella le pegó un guantazo en la mejilla.
-Siempre llegas tarde.- dijo ella con mucha seriedad- No se si lo haces por que eres despistado, o si lo que intentas es dejarme en ridículo.
-Perdóname amor,- dijo Lucas abatido- pero el profesor nos tuvo más tiempo de la cuenta, y mientras llegué a casa y comí se me hizo tarde.
-Siempre estás con esa escusa, aunque te perdonaré.-Dijo mientras cambiaba su humor y se acercaba a él- Anda amor, acércate a la barra y pídele a Michael un par de vasos de Whisky.
Lucas se levantó y obedeció. Se acerco a la barra y pidió dos vasos de Whisky, sólo para su chica, y para él lo pidió con agua. Michael se los puso, y mientras los ponía dijo a Lucas que quería hablar con él. Lucas le dijo que en otra ocasión vendría y hablaría con él. Michael era el dueño de aquel pub, era irlandés, y casi siempre estaba en aquel pub, salvo los pequeños momentos en los que se iba y dejaba al mando a su prima Laura. Sirvió el Whisky y volvió a insistirle a Lucas que debía hablar con él, aunque Lucas volvió a rechazar esa conversación.
Llevó los vasos con el Whisky a la mesa y se sentó junto a Andrea, le dio un beso en la boca, y bebió un trabo de su vaso. Ella le preguntó por su semana, y él le indicó que había sido muy aburrida sin ella, que no había salido, que había estado en su piso estudiando en la más absoluta soledad. Después le preguntó a ella, pero la respuesta de Andrea fue muy borde:
-Ya te dije antes de irme lo que iba a hacer, parece que nunca me escuchas, Lucas.
Justo cuando ella estaba terminando la frase se abrió la puerta y entro Laura, la prima de Michael. Era una chica pelirroja, muy simpática, y al igual que Lucas, una verdadera adicta al rock. Al pasar por la mesa saludó, aunque no encontró la respuesta de ninguno de los dos, que una vez más estaban besándose. Llegó a la barra y Lucas observó como Laura y Michael intercambiaban palabras en voz baja, en lo que parecía una conversación muy animada.
Cuando se terminaron lo que estaban bebiendo Andrea indicó a Lucas que se levantara y pidiese lo mismo, como siempre hacía. Lucas se acercó a la barra y pidió de nuevo a Michael, pero este le dijo que se iba a marchar ya, que le pidiese a Laura. Laura se acercó, lo saludó de nuevo, y preparó los vasos, y mientras lo servía intercambió unas breves palabras con Lucas.
Lucas llevó los vasos a la mesa, y al volver vio que su chica estaba enfadada, le dijo que se sentara, y obligó a Lucas a jurar que no volvería a hablar con ninguna chica que no fuese ella. El asintió diciéndole:
-Teniéndote a ti no se porque iba a necesitar hablar con cualquier otra chica.
No terminó de decir estás palabras cuando sonó el móvil de Andrea, ella se levantó y le dijo a Lucas que iba al cuarto de baño a hablar, que tardaría un poco porque era una llamada que llevaba esperando desde hacía tiempo, y era sobre una oferta de trabajo. Andrea se fue al cuarto de baño y Lucas se quedó allí sentado, como si su voluntad hubiese sido anulada.
-Te está engañando Lucas.- Dijo Laura entonces.
-No creo que ella me engañe, -dijo Lucas muy confiado en sus palabras- ella me ama y yo a ella.
-Te lo juro chico,- dijo Laura sacando el móvil mientras se acercaba a la mesa de Lucas- estos cinco días ha estado aquí con otro chico.
-No te creo, lo único que intentas es separarnos.- Dijo Lucas muy enfadado.
-Mira entonces y juzga por tí mismo.-Le respondió ella mientras le enseñaba el móvil.
Él miró el móvil y aquello que vio no le agradó en absoluto. En las imágenes del móvil de Laura se veía a Andrea en aquel sitio, besándose con un chico de aspecto rapero. Aquellas imágenes dejaron a Lucas en un estado de Schock completo, no sabía como reaccionar, no sabía que decir, solamente podía mirar una y otra vez aquella foto. Cuando se abrió la puerta del cuarto de baño Laura retiró su móvil, y se fue tras la barra. Andrea llegó a la mesa y encontrando a Lucas pálido preguntó:
-¿Qué te pasa ahora?¿Te ha sentado mal el Whisky?.
-MIRA NIÑA, A TOMAR POR CULO.- Le gritó Lucas en un arranqué de irá
-A mi no me hablas así Lucas- dijo Andrea- como lo vuelvas a hacer te dejo de inmediato.
-No me vas a dejar-dijo Lucas sentándose- te dejó yo.
-No entiendo porque me dejas, no tienes motivos, yo soy toda tu vida.- Dijo ella, cada vez más furiosa.
-Te dejo porque aún quedan personas decentes, personas que me dicen la verdad, personas que me han enseñado que estos cinco días no has estado haciendo otra cosa más que engañarme.
Andrea no supo como reaccionar, la habían pillado, y no sabía que decir para continuar aquella conversación. Como nunca le había importado aquel chico se levantó, se dirigió a la puerta y se despidió de Lucas con un frío "Hasta siempre". Tras ese momento de gran tensión Lucas se dejó caer en la silla. Laura se acercó a él, y le preguntó si quería algo. La respuesta de Lucas dejó a Laura parada:
-Tráeme un Whisky con veneno, tráeme el veneno que termine con este dolor.- Decía mientras unas lagrimas caían de sus ojos.
Laura se giró, fue hacia la barra cogió dos vasos, y puso en ellos Whisky y dos hielos, los dejó en la mesa en la que estaba Lucas, cerró con llave la puerta del pub, y sentándose junto a él preguntó:
-¿Puedo acompañarte para beber ese Whisky con veneno?
Lucas asintió con la cabeza, Laura estaba consolándolo pero su mente no se encontraba allí, se encontraba en el día antes de conocer a Andrea, estaba recordando todos sus principios, todos sus sentimientos. Levantó la cabeza y vio a aquella chica, que no había permitido que le ocultaran la verdad. La miró a los ojos. Le cogió las manos. La besó.
Lo que Lucas no podía imaginarse es que Laura estaba enamorada de él desde el primer día que entró a aquel pub acompañado de Andrea. Laura sintió que se iba de la vida, tanto tiempo viendo como aquel chico besaba a alguien que lo odiaba, y ahora la besaba a ella.
Después de aquel besó Laura le confesó a Lucas todo lo que sentía y aquella noche firmaron su amor con un beso y una promesa bajo la luz de la luna, aquella eterna compañera de ambos. Desde entonces Laura y Lucas se convirtieron en los más apasionados amantes, en la más romántica pareja, en los mejores compañeros de barra.
Pese a todo habrá algo que Laura y Lucas aprendieron, y que todos deberíamos aprender, y es que: Existe un hilo rojo que une a dos personas, que están destinadas a amarse. Ese hilo puede estirarse, puede hacerse un nudo, pero jamás se podrá romper.
Lucas iba corriendo hacia un pub llamado "Dubliners", cada vez corría más rápido pues allí le estaba esperando Andrea, la única chica para la que Lucas tenía ojos, y ella odiaba que él llegará tarde, aunque viniese de clase.
Desde que comenzó a salir con aquella chica la vida de Lucas había entrado en un mundo de decadencia y alcohol, y poco a poco se vio solo, sin más apoyo que Andrea, la única persona en la que él confiaba. Desde que vio a Andrea, una chica morena, adicta al rap y al alcohol, pero desde luego una de las más guapas chicas que él había conocido. Era una chica con un carácter muy fuerte, además quería que siempre la trataran como a una princesa. En cambio ella trataba al resto como si se trataran de mierda, los humillaba y los pisoteaba sin preocuparle lo más mínimo lo que pensaran. Lucas, desde que comenzó a salir con ella, había sido la persona a la que peor trataba Andrea. Lucas, por su parte, era un chico alto, moreno, rockero, y una persona con grandes ideales y principios, pero se encontraba demasiado enamorado de Andrea como para atreverse a llevarle la contraria en nada.
Lucas llegó cinco minutos tarde, y cuando entro a aquel pub encontró a Andrea sentada en una mesa, mirando a la puerta con cara de enfado. Llevaban sin verse cinco días, porque ella no había estado en la ciudad. Él se acercó a la mesa, fue a besarla y ella le pegó un guantazo en la mejilla.
-Siempre llegas tarde.- dijo ella con mucha seriedad- No se si lo haces por que eres despistado, o si lo que intentas es dejarme en ridículo.
-Perdóname amor,- dijo Lucas abatido- pero el profesor nos tuvo más tiempo de la cuenta, y mientras llegué a casa y comí se me hizo tarde.
-Siempre estás con esa escusa, aunque te perdonaré.-Dijo mientras cambiaba su humor y se acercaba a él- Anda amor, acércate a la barra y pídele a Michael un par de vasos de Whisky.
Lucas se levantó y obedeció. Se acerco a la barra y pidió dos vasos de Whisky, sólo para su chica, y para él lo pidió con agua. Michael se los puso, y mientras los ponía dijo a Lucas que quería hablar con él. Lucas le dijo que en otra ocasión vendría y hablaría con él. Michael era el dueño de aquel pub, era irlandés, y casi siempre estaba en aquel pub, salvo los pequeños momentos en los que se iba y dejaba al mando a su prima Laura. Sirvió el Whisky y volvió a insistirle a Lucas que debía hablar con él, aunque Lucas volvió a rechazar esa conversación.
Llevó los vasos con el Whisky a la mesa y se sentó junto a Andrea, le dio un beso en la boca, y bebió un trabo de su vaso. Ella le preguntó por su semana, y él le indicó que había sido muy aburrida sin ella, que no había salido, que había estado en su piso estudiando en la más absoluta soledad. Después le preguntó a ella, pero la respuesta de Andrea fue muy borde:
-Ya te dije antes de irme lo que iba a hacer, parece que nunca me escuchas, Lucas.
Justo cuando ella estaba terminando la frase se abrió la puerta y entro Laura, la prima de Michael. Era una chica pelirroja, muy simpática, y al igual que Lucas, una verdadera adicta al rock. Al pasar por la mesa saludó, aunque no encontró la respuesta de ninguno de los dos, que una vez más estaban besándose. Llegó a la barra y Lucas observó como Laura y Michael intercambiaban palabras en voz baja, en lo que parecía una conversación muy animada.
Cuando se terminaron lo que estaban bebiendo Andrea indicó a Lucas que se levantara y pidiese lo mismo, como siempre hacía. Lucas se acercó a la barra y pidió de nuevo a Michael, pero este le dijo que se iba a marchar ya, que le pidiese a Laura. Laura se acercó, lo saludó de nuevo, y preparó los vasos, y mientras lo servía intercambió unas breves palabras con Lucas.
Lucas llevó los vasos a la mesa, y al volver vio que su chica estaba enfadada, le dijo que se sentara, y obligó a Lucas a jurar que no volvería a hablar con ninguna chica que no fuese ella. El asintió diciéndole:
-Teniéndote a ti no se porque iba a necesitar hablar con cualquier otra chica.
No terminó de decir estás palabras cuando sonó el móvil de Andrea, ella se levantó y le dijo a Lucas que iba al cuarto de baño a hablar, que tardaría un poco porque era una llamada que llevaba esperando desde hacía tiempo, y era sobre una oferta de trabajo. Andrea se fue al cuarto de baño y Lucas se quedó allí sentado, como si su voluntad hubiese sido anulada.
-Te está engañando Lucas.- Dijo Laura entonces.
-No creo que ella me engañe, -dijo Lucas muy confiado en sus palabras- ella me ama y yo a ella.
-Te lo juro chico,- dijo Laura sacando el móvil mientras se acercaba a la mesa de Lucas- estos cinco días ha estado aquí con otro chico.
-No te creo, lo único que intentas es separarnos.- Dijo Lucas muy enfadado.
-Mira entonces y juzga por tí mismo.-Le respondió ella mientras le enseñaba el móvil.
Él miró el móvil y aquello que vio no le agradó en absoluto. En las imágenes del móvil de Laura se veía a Andrea en aquel sitio, besándose con un chico de aspecto rapero. Aquellas imágenes dejaron a Lucas en un estado de Schock completo, no sabía como reaccionar, no sabía que decir, solamente podía mirar una y otra vez aquella foto. Cuando se abrió la puerta del cuarto de baño Laura retiró su móvil, y se fue tras la barra. Andrea llegó a la mesa y encontrando a Lucas pálido preguntó:
-¿Qué te pasa ahora?¿Te ha sentado mal el Whisky?.
-MIRA NIÑA, A TOMAR POR CULO.- Le gritó Lucas en un arranqué de irá
-A mi no me hablas así Lucas- dijo Andrea- como lo vuelvas a hacer te dejo de inmediato.
-No me vas a dejar-dijo Lucas sentándose- te dejó yo.
-No entiendo porque me dejas, no tienes motivos, yo soy toda tu vida.- Dijo ella, cada vez más furiosa.
-Te dejo porque aún quedan personas decentes, personas que me dicen la verdad, personas que me han enseñado que estos cinco días no has estado haciendo otra cosa más que engañarme.
Andrea no supo como reaccionar, la habían pillado, y no sabía que decir para continuar aquella conversación. Como nunca le había importado aquel chico se levantó, se dirigió a la puerta y se despidió de Lucas con un frío "Hasta siempre". Tras ese momento de gran tensión Lucas se dejó caer en la silla. Laura se acercó a él, y le preguntó si quería algo. La respuesta de Lucas dejó a Laura parada:
-Tráeme un Whisky con veneno, tráeme el veneno que termine con este dolor.- Decía mientras unas lagrimas caían de sus ojos.
Laura se giró, fue hacia la barra cogió dos vasos, y puso en ellos Whisky y dos hielos, los dejó en la mesa en la que estaba Lucas, cerró con llave la puerta del pub, y sentándose junto a él preguntó:
-¿Puedo acompañarte para beber ese Whisky con veneno?
Lucas asintió con la cabeza, Laura estaba consolándolo pero su mente no se encontraba allí, se encontraba en el día antes de conocer a Andrea, estaba recordando todos sus principios, todos sus sentimientos. Levantó la cabeza y vio a aquella chica, que no había permitido que le ocultaran la verdad. La miró a los ojos. Le cogió las manos. La besó.
Lo que Lucas no podía imaginarse es que Laura estaba enamorada de él desde el primer día que entró a aquel pub acompañado de Andrea. Laura sintió que se iba de la vida, tanto tiempo viendo como aquel chico besaba a alguien que lo odiaba, y ahora la besaba a ella.
Después de aquel besó Laura le confesó a Lucas todo lo que sentía y aquella noche firmaron su amor con un beso y una promesa bajo la luz de la luna, aquella eterna compañera de ambos. Desde entonces Laura y Lucas se convirtieron en los más apasionados amantes, en la más romántica pareja, en los mejores compañeros de barra.
Pese a todo habrá algo que Laura y Lucas aprendieron, y que todos deberíamos aprender, y es que: Existe un hilo rojo que une a dos personas, que están destinadas a amarse. Ese hilo puede estirarse, puede hacerse un nudo, pero jamás se podrá romper.
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