sábado, 2 de enero de 2016

AZAEL BROOKS

Azael Brooks, más conocido como Lord Azael, era un importante miembro de la nobleza venido a menos a causa de las desgracias de su propia vida. Antes de caer en desgracia fue un activo participante de la vida política, culturas y económica de Londres, aunque prácticamente desapareció cuando el fantasma de su pasado se apoderó de su mente impidiendo que avanzara.

Todo comenzó cuando Azael tenía tres años y sus padres murieron asesinados durante una visita a Irlanda durante la Gran Hambruna, ya que su padre fue uno de los enviados para solventar esa crisis. A causa de la muerte de sus padres el fue nombrado conde y debió de ocuparse entonces de todas esas responsabilidades. Desde ese momento en adelante su vida fue na cadena de infortunios y desgracias, cuyo momento álgido estuvo marcado por el asesinato de la persona a la que él más había amado, Erin en 1888 a manos de un misteriosos asesino en serie que la confundió con una prostituta.  Azael siempre perdía a las personas que más amaba, y desde la muerte de su amada decidió encerrarse en su vieja mansión, recibiendo muy pocas visitas, pues no quería perder a ninguna persona más. El dolor de su corazón y los fantasmas del pasado fueron los culpables de que sintiesen un profundo sentimiento de soledad y un sentimiento de horror que sobrecogía su alma.

Se recluyó en su casa, dentro de un gran salón donde solamente recibía al administrador de sus fabricas una vez al año y a su mayordoma, al que llamaba cuando tenía hambre o quería algo de beber. Aquel salón era una sala enorme, presidida por una gran chimenea, había un sillón delante de aquella chimenea, un sillón donde pasaba buena parte de las horas de sus días, cuando no estaba ocupado practicando su puntería o haciendo deporte por los jardines de su finca. Las paredes de aquella sala estaban repletas de estanterías y libros, ya que para evitar cualquier pensamiento pasaba las horas devorando aquellos libros. De hecho solo notaba el paso del tiempo a causa del sonido que salía de su viejo reloj de pared. Aquellos libros iban desde los grandes clásicos hasta los más recientes libros, en especial las obras de Lord Byron y Espronceda, que aún eran poco conocidos pero sus obras se identificaban con la situación de Azael. 

Y así pasó buena parte de su vida, en la más absoluta de las soledades, sin apenas intercambiar una sola palabra con nadie, así hasta que una fría y tormentosa tarde de invierno, mientras leía sin parar un viejo libro, un sonido destruyó su tranquilidad. Azael se levantó del sillón y recorrió la habitación pero no descubrió nada ni a nadie, así que volvió de nuevo a sentarse en su sillón. Solo se escuchaba el crepitar de la chimenea, que desprendía una tenue luz, que apenas dejaba leer, estaba fumando en pipa, cada vez que aspiraba para fumar , aquella pipa iluminaba su rostro, un rostro roto por la edad y el sufrimiento. Se levantó para añadir más leña al fuego, y justo en el momento en el que iba a coger un pedazo de leña un relámpago iluminó la habitación al tiempo que sonaba un estruendo, parecía como si la tierra se hubiese rajado. Azael se dio la vuelta, asustado, y descubrió que seguía sin haber nadie, pero que había un libro, abierto, tirado en el suelo, se acercó, lo cogió y lo leyó:

"Ven y tu ardiente cabeza 
entre mis manos reposa; 
tu sueño, madre amorosa; 
eterno regalaré; 
ven y yace para siempre 
en blanca cama mullida, 
donde el silencio convida 
al reposo y al no ser.

Deja que inquieten al hombre 
que loco al mundo se lanza; 
mentiras de la esperanza, 
recuerdos del bien que huyó; 
mentiras son sus amores, 
mentiras son sus victorias, 
y son mentiras sus glorias, 
y mentira su ilusión.

Cierre mi mano piadosa 
tus ojos al blanco sueño, 
y empape suave beleño 
tus lágrimas de dolor. 
Yo calmaré tu quebranto 
y tus dolientes gemidos, 
apagando los latidos 
de tu herido corazón."

Leyó en voz alta, aunque temblorosa, el título de aquel poema:

- Canción de la Muerte, de Esponceda.

Cerró entonces el libro y lo tiró como si se tratase  de un objeto endemoniado y continuó hablando en voz alta:

- Tengo la certeza de que ya has venido a visitarme, tú que vienes para quedarte, tú que eres la única que no me vas a abandonar jamás. Pero tú, tú eres la causante de mi desdicha, tú que siempre me has quitado todo lo que quería, lo que amaba, lo que me permitía avanzar. ¿Cómo osas en esta hora reclamar mi compañía, arrebatarme mi soledad?- Su tono y su rostro reflejaban terror y locura a partes iguales.-  ¿Amor?¿Amistad?, ¿Qué son esas cosas sino meros instrumentos creados para sacar hasta la última de las lagrimas del ser humano, herramientas de este cruel juego que solo persigue el dolor humano? No importa si eres el hombre más pobre o el hombre más rico, ten por seguro que solo somos marionetas que caminamos errantes hasta nuestro propio final, un final que no podemos evitar. Te noto, se que estás rondando esta habitación, mi fría asesina, esperando que baje la guardia, para venir a asestarme una mortal puñalada, pues hazlo, hazlo porque hace años que dejé de vivir, hace años que soy un alma atada a un cuerpo, a una cárcel mortal.- Sus ojos eran muestra de su gran locura, y se encontraban ya inyectados en sangre.- Pero no te temo, vieja gloria, pues puedes segar las vidas de los hombres, puedes liberarnos de nuestras cárceles corpóreas,  y hacer que nos reunamos con aquellos que nos arrebataste, pero tú jamás quedarás liberada de tu prisión. 

Paró su monologó, se dirigió al sillón, terminó su copa de Whiskey de un solo trago, dio una última calada a su pipa, y caminó a un paso muy lento hacia el cuadro con blasón de su familia, soltó todo el aire que tenía y volvió a hablar:

-Ya estoy listo, te noto con mucha intensidad, ven y llévame junto a mis padres, llévame junto a mis amigos y devuélveme a los labios de Erin, porque mi prisión en este mundo de marionetas ha terminado.  

Y justo en aquél momento un relámpago surcó el cielo, dejando ver dos siluetas en aquella oscura habitación, y después de aquel relámpago cesó la tormenta, justo entonces acabó todo, el último del linaje de los Brooks se había reunido por fin los suyos, justo en ese momento había muerto su soledad,justo en ese momento el alma de Azael abandonó aquel viejo cuerpo que yacía cadáver en el suelo de aquella mansión para poner camino a los brazos de Erin.   

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